UNIDAD 10. LA FÁBRICA SINTÁCTICA.



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CONTENIDOS

COMUNICACIÓN:
1.    Textos de la vida cotidiana
 

La comunicación, como se ha visto a lo largo del curso,  es un proceso esencial en nuestras vidas, ya que somos seres sociales que necesitamos tener relación con nuestro entorno y con la gente que nos rodea. Pensemos por un momento lo que sería nuestras vidas sin poder comunicarnos. ¿Cómo viviríamos? ¿Cambiaría nuestra forma de comportarnos? Con toda seguridad, sí, todo sería muy distinto. Tengamos en cuenta que nos comunicamos continuamente y muchas veces no nos damos ni cuenta de ello. Y una de las formas que tenemos de comunicarnos (aunque no la única) es a través de nuestra lengua. Podemos emplear una comunicación no verbal pero la comunicación verbal (la que emplea la palabra) es fundamental en nuestras vidas: hablamos, intercambiamos informaciones, sentimientos, ideas, expresamos nuestras dudas y nuestras alegrías... Y manejamos continuamente textos orales y escritos. El texto constituye la unidad máxima de comunicación y transmite un mensaje completo. Pero los textos no son todos iguales, ni muchísimo menos. Los textos pueden ir desde una sola palabra a una gran obra completa. Y, claro, cada texto responde a una finalidad diferente (un texto que pretende instruir será diferente de otro que busca convencer, por ejemplo).


Se pueden distinguir:

1.- Textos de la vida cotidiana y las relaciones sociales: son textos que se emplean en un contexto familiar y social: cartas, avisos, notas...

2.- Textos de la vida académica: empleados en un ámbito escolar en el que la finalidad es aprender nuevos conocimientos: libros de textos, enciclopedias, resúmenes...

3.- Textos de los medios de comunicación: empleados en un contexto mucho más amplio, ya que los medios de comunicación se dirigen a un público extenso, anónimo y heterogéneo. Estos mensajes se difunden a través del periódico, la radio o la televisión.
Esta clasificación es sólo una de la posibles clasificaciones que se pueden realizar de los textos, ya que los textos son tan variados que las clasificaciones pueden ser múltiples. 

1.1.    Tipos de textos cotidianos. 


En los textos de la vida cotidiana y las relaciones sociales, podemos distinguir: 

* AVISOS: Son escritos que tienen la finalidad de alertar o prevenir. Pueden aparecer en lugares públicos ("Acceso cerrado de 10:00 a 12:00 horas") o en lugares privados ("Mamá, vendré a las siete de la tarde"). El primer ejemplo tiene un significado más general, mientras que el segundo es más familiar y está redactado con un lenguaje más informal. 

* NOTAS: Las notas responden a distintas finalidades: informar, rogar, agradecer, disculparse, comentar... También hay notas públicas ("Se comunica al alumnado, que con motivo de las obras, la puerta principal del centro permanecerá cerrada") y privadas ("Estimado profesor, muchas gracias por todo lo que me has enseñado en este curso y por preocuparte tanto de mí"). 

* CARTAS: La carta es uno de las formas de comunicación más cercanas y cotidianas. El escribir una carta personal a un ser querido era algo muy especial, porque en las palabras que se redactan en esas cartas son capaces de reflejar nuestros deseos, nuestras ilusiones y nuestros proyectos. Antes, enviar una carta personal suponía seguir todo un proceso: escribirla con nuestro puño y letra, meterla en un sobre, pegarle un sello, echarla en el buzón y esperar pacientemente a que el cartero llegara con una carta de respuesta. Y qué ilusión cuando llegaba esa carta que tanto estábamos esperando, ¡qué impaciencia por abrirla, leerla y saber qué tal le iba a nuestro amigo, a nuestro novio o algún familiar...!

Actualmente, el encanto de la misiva escrita se ha perdido con el desarrollo de las nuevas tecnologías. Ahora tenemos opciones mucho más rápidas y cómodas como el correo electrónico, el mensaje a móviles, los whatsapp...Todos estos medios que nos permiten una comunicación más interactiva y veloz, ha desterrado la carta tradicional  de nuestras relaciones cotidianas.

Existen otro tipo de cartas que se deben tener en cuenta: las cartas formales. Estas comunicaciones, están destinadas a las relaciones comerciales (facturas, extractos bancarios, avisos, publicidad, etc.), institucionales (notificaciones oficiales, administrativas, académicas, etc.). 

* NORMAS: Son reglas que establecen cómo ha de ser o cómo debe hacerse algo. Hay normas que se recogen en reglamentos y leyes y son de cumplimiento obligatorio. Por ejemplo, hay que cumplir las normas del instituto. También hay notas de carácter privado, en el que se avisa de algo o se deja algún mensaje. 

* INSTRUCCIONES: Son indicaciones que orientan acerca de la manera de hacer o usar algo. No son de obligado cumplimiento como las normas pero si no las seguimos no realizaremos bien la actividad en la que pretende orientarnos esas instrucciones. Por ejemplo, una receta de cocina es un texto que aporta instrucciones para hacer una comida, si no respetamos esas indicaciones el resultado final puede ser distinto del esperado. Tanto las normas como las instrucciones se escriben en un lenguaje más formal. 

Un ejemplo de este tipo de texto, son estas curiosas instrucciones de Julio Cortázar: "(...) Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie) (...)". 

* DIARIO PERSONAL: Se trata de un tipo de documento donde se cuentan hechos reales y cotidianos día a día. Pueden ser tan variados como las personas que los escriben: diario de viajes, cuadernos de bitácora, blogs personales, etc.

Algunos de los textos cotidianos y relacionados con la vida académica son:

* DICCIONARIOS, ENCICLOPEDIAS, LIBROS DE TEXTO... Todos estos textos nos permiten ampliar nuestros conocimientos y se suelen emplear en el ámbito académico (aunque no exclusivamente). El diccionario es el mejor aliado para conocer las palabras de nuestro idioma. Las enciclopedias  nos permiten una información más completa combinando distintos recursos (imágenes, gráficos, esquemas...) y los libros de textos aportan conocimientos especializándose en una materia determinada. Actualmente, existe la posibilidad de consultar el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española a través de la red. Se puede acceder haciendo clic aquí. 


* RESÚMENES, ESQUEMAS, EXPLICACIONES...Son también grandes aliados para tener éxito en el desarrollo de vida académica de una persona. Las técnicas de estudio (subrayado, esquemas, resúmenes, cuadros sinópticos...) nos permiten asimilar mejor los contenidos, en menos tiempo y con menor esfuerzo. Resúmenes y esquemas nos permiten abreviar los contenidos y quedarnos con lo fundamental, separando lo importante de lo secundario. 

GRAMÁTICA:
2.    La oración simple
:


En unidades anteriores se ha visto que la oración simple es un enunciado que lleva un verbo en forma personal y está formado por dos elementos básicos: un sintagma nominal en función de sujeto y un sintagma verbal en función de predicado.



El electricista
reparó el generador
Sintagma nominal-sujeto
Sintagma verbal predicado



2.1.    El sujeto

El sujeto es un sintagma nominal que designa a la persona, animal o cosa que realiza, experimenta o padece la acción verbal. 

Para reconocer el sujeto de una oración hay que tener en cuenta que el núcleo del sintagma nominal-sujeto y el núcleo del sintagma verbal-predicado concuerdan en número y persona. Si cambiamos el número o la persona del verbo, el sujeto también cambiará:

Ejemplo:

El electricista reparó el generador (verbo en tercera persona del singular).

Los electricistas repararon el generador (verbo en tercera persona del plural).

Clases de sujeto 

El sujeto se puede clasificar atendiendo a dos criterios:



Por su presencia en la oración
Sujeto explícito: aparece de forma expresa en la oración
María opera al paciente
Sujeto omitido o elíptico: no aparece expresamente en la oración, pero se puede deducir por las desinencias verbales
Operó al paciente. (Sujeto: él o ella) 3ª persona del singular.
Por su participación en la acción verbal
Sujeto agente: es quien realiza la acción verbal y aparece en las oraciones activas.
María operó al paciente
Sujeto paciente: nombra a quién recibe o padece la oración verbal. Aparece en las oraciones pasivas que se forman con el verbo auxiliar ser y el participio del verbo conjugado.
El paciente fue operado por María


2. 2. El predicado

El predicado es un sintagma verbal que expresan lo que en la oración se dice del sujeto, es decir, indica la acción que realiza, experimenta o padece el sujeto.

El núcleo del sintagma verbal-predicado es un verbo en forma personal que concuerda en número y persona con el núcleo del sintagma nominal-sujeto.


El mecánico
reparó el coche
N
N
Sintagma nominal-sujeto
Sintagma verbal predicado


Clases de predicado

Existen dos tipos de predicado según el tipo de verbo y de complementos que aparezcan:

a.-) Predicado nominal (PN): está formado por un verbo copulativo (ser, estar, padecer) y el atributo. Las oraciones de predicado nominal se llaman oraciones copulativas o atributivas.
 
PN=
Verbo copulativo +
Atributo


El atributo aporta el significado a la oración, mientras que el verba solo sirve de enlace o cópula entre el sujeto y el atributo. Además del atributo, el predicado nominal también puede llevar otros complementos. 


Adela
es         mecánico
N
N(cópula)    Atributo
SN-Sujeto
SV- Predicado Nominal


b.-) Predicado verbal (PV): el núcleo del predicado es un verbo predicativo (cualquier verbo que no sea copulativo) y puede ir acompañado de complementos. Las oraciones predicado verbal reciben el nombre de oraciones predicativas.


PV =
Verbo predicativo +
(complementos)
CD
CI
CC
CRég
CAg
CPred



Tu hermano
viajó
a la Patagonia

       N
Compl
SN-Sujeto
SV- Predicado Verbal


Los complementos del predicado


Atributo (Atr)

  • Definición: Atribuye una cualidad o estado al sujeto y es propio de las oraciones copulativas. 
  • Forma: 
    • Sintagma adjetival: María Jesús es muy alta. 
    • Sintagma nominal: Manuel es electricista. 
    • Sintagma adverbial: El tornillo está allí. 
    • Sintagma preposicional: El frasco parece de plástico.
  • Reconocimiento: 
    • Aparece en los verbos copulativos y concuerda con el núcleo del sujeto: María Jesús es muy alta 
    • Se sustituye por lo: María Jesús lo es


Complemento directo (CD)

  • Definición: Indica sobre quién o qué recae la acción del verbo. 
  • Forma: 
    • Sintagma nominal: El juez condenó al delincuente 
    • Sintagma preposicional= a + sintagma nominal (persona): Mañana veré a Josefina.
  • Reconocimiento: 
    • Aparece con verbos predicativos en voz activa. 
    • Se sustituye por lo, la, los, las: El juez lo condenó 
    • Es sujeto paciente de la oración pasiva: El delincuente fue condenado por el juez


Complemento indirecto (CI)

  • Definición: Destinatario de la acción verbal. 
  • Forma: 
    • Sintagma preposicional= a + sintagma nominal (persona): Prestaré el coche a un amigo.
  • Reconocimiento: 
    • Aparece con verbos predicativos y copulativos en voz activa o pasiva 
    • Se sustituye por le, les, (se): Le prestaré el coche


Complemento de régimen (CRég) 
  • Definición: Complementa el significado de un verbo que exige preposición. 
  • Forma: 
    • Sintagma preposicional: Pienso en Manuel
  • Reconocimiento: 
    • La preposición viene exigida por las características del verbo. La oración no se puede construir sin la preposición: Pienso en ella, Pienso en tus circunstancias, etc. 
    • Se sustituye por un pronombre tónico, preso siempre se mantiene la preposición: Pienso en ella.


Complemento Agente (CAg) 
  • Definición: Nombra al ser que realiza la acción en las oraciones pasivas. 
  • Forma: 
    • Sintagma preposicional = por + sintagma nominal: El motor de combustión de alto rendimiento fue inventado por Rudof Diesel
  • Reconocimiento: 
    • Aparece con verbos predicativos en voz pasiva 
    • Es el sujeto en las oración activa: Rudof Diesel inventó el motor de combustión de alto rendimiento


Complemento circunstancial (CC)

  • Definición: Expresa circunstancias diversas: modo, tiempo, lugar, cantidad, causa, finalidad, instrumento y compañía. 
  • Forma: 
    • Sintagma nominal: Me baño todos los días 
    • Sintagma preposicional: Vive en Gijón 
    • Sintagma adverbial: Tu perro ladra mucho
  • Reconocimiento: 
    • Aparece con verbos predicativos y predicativos en voz activa o pasiva. 
    • Algunos complementos circunstanciales se pueden sustituir por un adverbio que expresa la misma circunstancia: Vive en Gijón -- Vive allí 
    • Se puede suprimir sin que deje huella: Me baño todos los días -- Me baño 
    • Suele responder a esta preguntas: ¿Cuándo?¿Dónde?¿Por qué?, etc. Vive en Gijón -- ¿Dónde vive? en Gijón.


Complemento Predicativo (CPred) 

  • Definición: Nombra una cualidad o estado del sujeto o del complemento directo en oraciones predicativas.
  • Forma: 
    • Sintagma adjetival: El alumno llegó tarde 
    • Sintagma nominal: Nombraron directora a Eva
  • Reconocimiento: 
    • Aparece con verbos predicativos en voz pasiva 
    • Concuerda en género y número con el núcleo del sujeto o del complemento directo: El alumno (Sujeto) llegó tarde (CPred) // Nombraron directora (CPred) a Eva (CD) 

Leísmo, laísmo, loísmo



















masculino


femenino


CD


lo (le)

los


la

las


CI


le (se)

les (se)


le (se)

les (se)













singular

plural


singular

plural
































Se conocen como leísmo, laísmo y loísmo los fenómenos gramaticales consistentes en el uso de estos pronombres en una función sintáctica que lo les corresponde.



Leísmo

Se produce leísmo cuando se utilizan las formas le / les como CD. Hay distintos casos de leísmo:



a)     Leísmo de persona masculino: se trata de usar le / les como CD. Solo está permitido si es en singular



BIEN (admitido)
MAL
- Vi a tu amigo  Le vi
- Vi a tus amigos  *Les vi





b)   Leísmo de persona femenino: se trata de usar le /les como CD en personas femeninas




BIEN
MAL

- Saludé a tu novia  La saludé
- Saludé a tu novia  *Le saludé

- Llaman a Lara por teléfono La llaman
- Llaman a Lara por teléfono  *Le llaman

c)   Leísmo de cosa: consiste en usar le /les como CD de cosa.




BIEN
MAL

- Concededle el premio Concedédselo.
- Concededle el premio *Concedédsele

- Ese libro lo leí este verano
- *Ese libro le leí este verano






Solo está admitido por las Academias el leísmo de persona masculino singular; los demás leísmos se consideran incorrectos. La razón por la que no se censura el leísmo de persona masculino en singular es porque aparece en grandes autores de la literatura española y se ha mantenido en muchas zonas de España y América en lengua culta.



Un caso especial: el leísmo de cortesía



Se trata del uso de le / les por lo(s) o la(s) cuando sustituye a usted. Este uso está muy extendido en América, incluso cuando se trata de una mujer:

-      Le saluda (a Ud.) con afecto.

-      Me gustaría acompañarles (a Uds.) en el viaje.

Laísmo



Es mucho menos frecuente que el leísmo, está menos extendido y, frente a este último, no es propio de la lengua culta. Se suelen distinguir dos clases de laísmo:



a)   Laísmo de persona: Se trata del uso del pronombre la como CI para referirse a sustantivos femeninos de persona.



BIEN
MAL
- Le dije la verdad (a ella)
- *La dije la verdad
- Le regalé a María un libro
- *La regalé a María un libro
- A Laura no le gusta Mario
- *A Laura no la gusta Mario



b)   Laísmo de cosa



Es el uso de pronombre la como CI cuando se refiere a un sustantivo femenino de cosa



BIEN
MAL
- A esa chaqueta le cosí yo los botones
- *A esa chaqueta la cosí yo los botones
- Le pegó una patada a la puerta
- *La pegó una patada a la puerta



Loísmo



Es el uso desviado de los pronombres lo /los, utilizándolos en función de CI. Se trata e un fenómeno análogo al laísmo, ya que en ambos casos el hablante anula la distinción de la función y la sustituyen por una distinción de género.



a)
Loísmo de persona: es el uso del pronombre lo como CI con sustantivos masculinos de

persona.







BIEN
MAL


- No le dieron tiempo a reaccionar
- No lo dieron tiempo a reaccionar


- Le dio una bofetada
- Lo dio una bofeteda




b)
Loísmo de cosa: es el uso del pronombre lo como CI para referirse a sustantivos masculinos

de cosa.







BIEN
MAL


- No hay que darles más vueltas al asunto
- No hay que darlo más vueltas al asunto


- Al guiso le echo cebolla
- Al guiso lo echo cebolla







Definiciones de la Real Academia Española

Diccionario Panihispánico de dudas: 

LEÍSMO. 1. Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de lo (para el masculino singular o neutro), los (para el masculino plural) y la(s) (para el femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente ejercer esa función.

LAÍSMO. 1. Es el uso impropio de la(s) en función de complemento indirecto femenino, en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente ejercer esa función. 

LOÍSMO. 1. Es el uso impropio de lo(s) en función de complemento indirecto masculino (de persona o de cosa) o neutro (cuando el antecedente es un pronombre neutro o toda una oración), en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente ejercer esa función. 

LITERATURA:
3.    Historia de la literatura.


 

3.1.    El Siglo de Oro (II): la prosa de los siglos XVI y XVII.

El desarrollo de la prosa en castellano continúa con vigor durante el siglo XVI. En este periodo se suelen distinguir de manera general entre una prosa de carácter didáctico y una prosa de tipo narrativo. 

La prosa didáctica: 

El modelo formal más utilizado en los textos en prosa del siglo XVI es el del diálogo. En los diálogos, dos o más interlocutores abordan cualquier asunto presentando sobre él diversos puntos de vista. Ello permite un tono coloquial y una lectura agradable como vehículo para transmitir determinadas enseñanzas.

Entre los numerosos diálogos del siglo XVI cabe destacar los de los erasmistas Juan y Alfonso de Valdés. Juan de Valdés escribió el famoso Diálogo de la lengua, donde expone el ideal renacentista de la lengua sencilla, pero cuidada. Su hermano, Alfonso de Valdés, escribió Diálogo de las cosas ocurridas en Roma, una apasionada defensa de la política imperial de Carlos I y un violento ataque contra las costumbres del papado,  y Diálogo de Mercurio y Carón, donde expone el ideal erasmista de un Estado universal fuerte y pacífico y sus deseos de reformas religiosas.

Además de los diálogos, otros muchos modelos prosísticos se utilizan en el siglo XVI: epístolas, historias, relatos, facecias, apotegmas, misceláneas, etc. Destaca además la inmensa variedad de temas. Es muy interesante el libro de Huarte de San Juan, Examen de ingenios, que anticipa lo que sería la psicología experimental. La prosa histórica tiene también un gran desarrollo, en especial los historiadores de Indias (Bartolomé de las Casas, Diego Hurtado de Mendoza o Jerónimo Zurita).

Finalmente, abundan a lo largo del siglo los libros de carácter moral o religioso. El autor más leído del siglo fue el franciscano Antonio de Guevara, autor del Libro áureo de Marco Aurelio, de Epístolas familiares y de Menosprecio de corte y alabanza de aldea.

Muy numerosos también los libros en prosa de escritores ascéticos y místicos como, los ya mencionados de fray Luis de León, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús o fray Luis de Granada autor de la Introducción del símbolo de  la fe (1582). 

La prosa narrativa: 

La prosa del XVI se caracteriza por su enorme variedad tanto en géneros como en temas. Todavía gran parte de las narraciones son breves y se recogen dentro de otros modelos literarios sin tener carácter autónomo. No puede hablarse de novela en el sentido actual del término, sí se utiliza para referirse a narraciones breves. Los relatos más extensos se denominan de modo muy variado: libro, historia, tratado, vida, etcétera.

Siguen editándose y siendo muy leídos los relatos sentimentales y los libros de caballerías del siglo anterior, e incluso se publican muchos nuevos, como la versión refundida del Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo (1508).

Aparecen nuevos géneros narrativos como los libros de pastores. La narrativa pastoril está relacionada con el auge de la literatura bucólica. Estos libros de pastores presentan utópicamente la vida primitiva rústica en una naturaleza idealizada en donde se desarrollan historias de amor entre pastores. Muestran una actitud escapista ante una sociedad conflictiva que hace añorar los míticos tiempos de la edad de oro.

La obra pastoril más destacada es Los siete libros de la Diana (1559) de Jorge de Montemayor. Continuadora suya será la Diana enamorada (1564) de Gaspar Gil Polo. Autores muy notables escribirán obras en la estela pastoril: La Galatea de Cervantes y La Arcadia de Lope de Vega.

Un curioso tipo de narraciones son las de tema morisco. En ellas, en un ambiente idealizado se presenta estilizada la figura del moro, a veces en tolerante convivencia con los cristianos. Destaca la Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa, de autor desconocido, o las Guerras Civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita.

Merecen finalmente destacarse Francisco Delicado, autor de La lozana andaluza (1528), obra dialogada emparentada con La Celestina, en la que se manifiesta una gozosa actitud vital y en la que es patente un mordaz anticlericalismo. Juan de Timoneda es autor de la primera colección española de novelas cortas imitadoras de las italianas, El Patrañuelo (1567). 

LAZARILLO DE TORMES. 

Lazarillo de Tormes visto por D. Francisco de Goya.

Texto, fecha. Autor.

a) Texto: 

La vida de Lazarillo de Tormes apareció por primera vez en 1554, en cuatro ediciones diferentes. Es muy probable que existiera una edición anterior hoy desconocida. Tuvo un notable éxito, pero pronto, en 1559, fue prohibida. En 1573 volvió a ser permitida su impresión, aunque expurgada. Se editó así desde entonces constantemente, sobre todo a partir de la aparición del Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Hasta 1834 no volvió a publicarse en España el texto completo. 

b) Fecha de composición: 

No conocemos a ciencia cierta la fecha de composición del Lazarillo. En la misma obra aparecen ciertas referencias históricas, pero éstas no son concluyentes. Tales referencias llevarían a situar la acción del Lazarillo entre 1510 y, quizá, 1546. Ello haría muy probable que la fecha en la que se escribió la obra fuera bastante próxima a la de las primeras impresiones conocidas, es decir, hacia mediados de siglo. 

c) Autoría: 

El Lazarillo se publicó anónimo y, posteriormente, se ha atribuido a muy diferentes autores. Ninguna de estas atribuciones aporta pruebas completamente convincentes. Las ideas que aparecen en la obra han llevado a los críticos a formular hipótesis sobre las características del autor: un erasmista, un converso o incluso un criptojudío, algún franciscano, un noble descontento con la sociedad de su tiempo… 

Fuentes. Estructura. Estilo.

a) Fuentes: 

Muchos de los elementos del Lazarillo proceden de la tradición folclórica. Algunos de los episodios (el episodio de la longaniza, las uvas, etc.) y personajes (la pareja del ciego y el niño) tienen carácter tradicional. Lo novedoso en el Lazarillo es que estos materiales conocidos se integran en una obra de modo trabajado y no son una simple suma de aventuras, sino que cada uno de esos ingredientes añade algo a la constitución de la personalidad del protagonista.  El autor del Lazarillo no se limita a ensartar anécdotas, sino que crea un relato compuesto por una serie de episodios perfectamente organizados y jerarquizados. 

b) Estructura: 

La composición del Lazarillo se articula en torno a dos modelos estructurales: la autobiografía y la epístola. Todos los elementos adquieren un sentido porque forman parte de la historia de la vida de un personaje contada por él mismo siguiendo el modelo de una larga carta dirigida a un desconocido Vuestra Merced.

La autobiografía tenía una larga tradición literaria en la literatura castellana: el Libro de buen amor, La lozana andaluza, El crotalón, El viaje de Turquía... Con todo, la fuente directa para la autobiografía del Lazarillo es, seguramente, El asno de oro de Apuleyo, obra cuya traducción fue muy divulgada en la época.

El modelo de la epístola como marco en el que se desarrolla la narración también tenía una larga tradición: los libros sentimentales como la Cárcel de amor o las cartas-coloquio del XVI, en las que un autor contestaba a una pregunta que alguien había hecho previamente.

Además de todos estos elementos tradicionales es notable también en el Lazarillo la presencia de datos tomados directamente de la realidad: lugares y referencias geográficas diversas, personajes de la vida social de la España del XVI, alusiones frecuentes a problemas de la época, referencias históricas concretas, encuadre de los sucesos… De este modo, los abundantes elementos folclóricos o librescos se integran dentro de unas circunstancias y pasan a formar parte de una narración que podría definirse como realista. El Lazarillo sería, pues, el punto de partida de la novela realista europea.

Otro rasgo fundamental corrobora la enorme importancia de esta novela en la constitución del nuevo género literario: es característica de la novela moderna que los personajes se vayan haciendo y modificando a la par de las circunstancias de la vida. Este rasgo se encuentra ya en el Lazarillo, cuyo protagonista va cambiando desde el principio al fin de la obra: el Lázaro niño es muy distinto del Lázaro adulto. La importancia de este hecho se refleja incluso en la estructura misma de la obra. La novela consta de un prólogo y de siete tratados. El último tratado revela que la obra es una carta de contestación en la que se explica un caso: las  habladurías en torno a las relaciones de la mujer de Lázaro con el arcipreste de san Salvador. El caso tiene una importancia fundamental porque es el pretexto para que el personaje cuente su historia. Debido a ello, la novela se estructura desde el final, porque los episodios que en ella se incluyen son seleccionados para explicar el caso. Los otros seis tratados pueden dividirse en dos partes: los tres primeros, más extensos, muestran el aprendizaje de Lázaro en la adversidad. En los otros tres, Lázaro empieza a mejorar su nivel de vida. Ha aprendido lo suficiente para sobrevivir, lo que explica que consienta las relaciones adúlteras del arcipreste con su mujer, ya que éste le ha proporcionado un modesto empleo. 

c) Estilo: 

Conviene advertir la diferencia notable del lenguaje de esta obra con respecto a las narraciones habituales de la época. Si en los relatos sentimentales, pastoriles o caballerescos la norma es el estilo elevado con el uso de un lenguaje refinado alejado de la norma habitual, la lengua del Lazarillo es llana, espontánea y carente de artificiosidad, lo que es coherente con la traza realista de la novela.

No obstante, el prólogo está construido de acuerdo con las normas de la retórica clásica y en él el lenguaje es elevado, aunque no exento de ironía. 

Ideas y sentido de la obra. 

La palabra con la que se abre el prólogo del Lazarillo es un rotundo yo. A partir de ahí la obra es la historia de un personaje cuyos rasgos lo aproximan a un ser humano de carne y hueso, muy lejos de las figuras estilizadas de los otros relatos de la época. 

Este personaje se desarrolla en un medio social concreto que lo condiciona y modifica decisivamente. La obra retrata el proceso de aprendizaje de un individuo y al mismo tiempo, su adaptación a un entorno social complejo, la España del XVI, hasta concluir con su definitiva integración que se logra a costa de su dignidad, tras haber comprendido y asumido las reglas y formas del mundo. Esta indignidad no es exclusiva de Lázaro, a quien puede disculparse su pobre y azarosa vida, sino que es común, en uno u otro grado, a todos los personajes del libro.

La novela es una aguda y dura crítica de la sociedad de su tiempo, tanto de comportamientos de los personajes, siempre hipócritas e interesados, como del sistema social que los obliga a ello. La obsesión por la honra y la religiosidad, dos mitos centrales de la España del siglo XVI, son el objeto central de la crítica.

La mayor parte de los amos de Lázaro son clérigos y todos explotan, más o menos cruelmente, al muchacho. El anticlericalismo de la obra es evidente, aunque no parece haber intención en el autor de proponer ninguna reforma, sino  que solo se percibe el sarcasmo o el desprecio.

Si nobleza e Iglesia son satirizadas, otros estamentos no se libran de la crítica del autor anónimo: la justicia o la vida militar son también puestos en solfa. Otros valores sociales, como el amor o la amistad, no parecen destacar en la obra. 

Frente a la visión idealista del mundo de los relatos caballerescos o pastoriles, llenos de sentimientos sublimes, en el Lazarillo los valores que funcionan son los más vulgarmente materiales: la ambición, la avaricia, el dinero, el provecho propio, la astucia, el cinismo… Y la deshumanización, la progresiva destrucción de la personalidad de este ostentosos Yo con que se abre el libro en una sociedad que no ofrece otra alternativa a sus miembros. El autor del Lazarillo pone así de manifiesto, por medio de una comicidad sarcástica, la realidad cruel de la vida española de mediados del siglo XVI. 

El modelo de relato propuesto en el Lazarillo es tan innovador que resultó difícil de asimilar y continuar. Casi medio siglo tardará en aparecer la segunda novela picaresca, el Guzmán de Alfarache (1599), y no será hasta el siglo XVII cuando el Lazarillo, en el que no figura ninguna vez la palabra pícaro, tenga una numerosa descendencia. 

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
DON QUIJOTE DE LA MANCHA. 

Retrato de D. Miguel de Cervantes Saavedra.

Vida del autor: 

Miguel de Cervantes nació en 1547 en Alcalá de Henares en el seno de una familia de vida azarosa y deambulante en la que abundaban los problemas. Esta vida itinerante tanto de su abuelo como de su padre, como luego del propio Miguel, se ha relacionado con el supuesto origen converso de la familia, pero no hay sobre ello pruebas concluyentes.

Sobre su infancia y juventud hay pocos datos confirmados. Sabemos que fue discípulo del escritor erasmista López de Hoyos. En 1570 marcha a Italia, donde queda impresionado por su arte, su literatura y su vida. Participa como soldado en la batalla de Lepanto y permanece como militar en diversos lugares italianos. A su vuelta a España en 1575 es apresado y conducido a Argel. Allí está cautivo durante cinco años, lo que le da ocasión de observar la nueva civilización que descubre. Sin duda, ello acentúa su espíritu tolerante. Probablemente, durante su cautiverio empezaron a fraguarse sus novelas.

Rescatado, vuelve a España. Escribe La Galatea, que publica en 1585. Las dificultades económicas propias y de su familia lo empujan a la composición de obras de teatro. De entones datan sus primeras obras dramáticas.  Entre tanto parece que tiene amores con una mujer casada y nace de ellos una hija natural, Isabel Saavedra, aunque existe la sospecha de que ésta fue hija de una hermana soltera de Cervantes, a la que Miguel habría reconocido como suya para proteger el honor familiar.

En 1584 se casa con Catalina de Salazar, natural de Esquivias, donde vivirá durante tres años, pues en 1587 marcha de allí dejando a su mujer, sin que se conozcan las causas, e inicia un largo periodo de estancia en Andalucía como recaudador de impuestos. Esto le lleva a recorrer buena parte del territorio, acumulando problemas y sinsabores: fue excomulgado dos veces y encarcelado otras dos. Posiblemente en su última estancia en la cárcel de Sevilla, donde pasó unos meses, concibió el Quijote. Mientras se publica la primera parte de su gran novela, que tendrá un éxito fulgurante, marcha a vivir a Valladolid, donde residía la Corte, en compañía de su mujer, su hija, sus dos hermanas y la hija natural de una de ellas. Allí vuelve a conocer la prisión en compañía de toda su familia por un oscuro asunto relacionado con la muerte de un hombre en la puerta de su casa. La infundada acusación hace que sea puesto pronto en libertad, pero le hará incómoda su ya corta estancia en Valladolid.

Sus años finales en Madrid también se complican por problemas familiares: muerte de varios de sus hermanos, desavenencias con su supuesta hija, muerte de una nieta, cambios de domicilio. A ello se añaden las dificultades económicas. Sin embargo, prosigue con éxito su tarea de escritor y es en estos últimos años de su vida cuando publica la mayor parte de sus obras. Murió en Madrid el 23 de abril de 1616. 

Cervantes, poeta: 

Debió de escribir bastantes poemas, pero muchos se han perdido. Aparte de algunos que se han conservado manuscritos y de otros que se encuentran insertos en sus dramas y novelas, sólo publicó una obra en verso, El viajes del Parnaso (1614). En ella presenta en conflicto a los buenos y a los malos escritores. Es interesante por los juicios literarios que vierte y por las referencias autobiográficas que contiene.

En general, como poeta Cervantes es un escritor culto empapado de la tradición clásica e italiana. 

Cervantes, dramaturgo: 

Escribió Cervantes numerosas obras teatrales, de las que conservamos hoy más de una decena, a las que hay que sumar los ocho entremeses que también conocemos.

Sus comedias de muy diversos temas, siguen, en general las normas clásicas de verosimilitud y respeto a las reglas, pero progresivamente van incorporando, aunque a veces parodiándolos, elementos propios de la fórmula teatral que tiene éxito en la época, la de Lope de Vega, un teatro que rompe con los moldes dramáticos clásicos.

Títulos de comedias cervantinas son Los baños de Argel, El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, etc. Notable es también su única tragedia conocida: La Numancia.

Muy interesantes son sus entremeses. Partiendo de Lope de Rueda, Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes característicos del entremés. Así, hay personajes que desaparecen o pierden importancia, como la negra, el barbero o el vizcaíno, mientras que dignifica al personaje básico del entremés, el simple o el bobo. La construcción de las piezas y la trama argumental son también más consistentes.

Los entremeses cervantinos constituyen un certero retrato de las clases populares de la época. Entre los más famosos, figuran El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso, El rufián viudo… 

Cervantes, novelista: 

Es en el campo de la novela donde la figura de Cervantes destaca especialmente. Su tarea como narrador le llevó a experimentar con la mayor parte de los modelos narrativos previos y, por ello, será un autor clave en la renovación de los géneros literarios que se dará en el Barroco. 

La Galatea (1585):

Sigue la estela de los libros pastoriles y, además de desarrollar el tema de los amores entre pastores, contiene, como es habitual en las obras de Cervantes, digresiones de crítica literaria, juicios teóricos, etcétera. 

Novelas ejemplares (1613): 

Si no hubiera escrito el Quijote, es muy posible que Cervantes hubiera pasado a la historia como autor de las Novelas ejemplares. Esta colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613. En su prólogo dice Cervantes que es “el primero que ha novelado en lengua castellana”. Esto es cierto si entendemos novela en el sentido de relato corto, que es el que tiene el vocablo en italiano, lengua de la que procede. Aunque había habido unos intentos anteriores, Cervantes es el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales.

El adjetivo ejemplares del título expresa su conexión con el género de los exempla medievales: se trata de presentar un ejemplo del que extraer una lección o moraleja. No obstante, no en todas estas novelas es evidente la ejemplaridad moral. Probablemente, Cervantes no separa en su ejemplaridad lo ético y lo estético: los relatos no solo podrían ser ejemplares moralmente, sino que, serían también ejemplos o modelos de creación literaria.  Y en efecto, la variedad es un rasgo de este conjunto de narraciones. Pese a ello, suele agrupárselas en dos conjuntos:

a) Novela realistas: donde predomina el tratamiento realista de personajes y ambientes: Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El celoso extremeño, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros. 

b) Novelas idealistas: El amante liberal, La española inglesa, La fuerza de la sangre, Las dos doncellas y La señora Cornelia. 

c) Combinan ambos rasgos: La gitanilla y La ilustre fregona.  

Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617): 

Su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, se publicó póstuma en 1617. Sigue el molde narrativo de la novela bizantina. Las novelas bizantinas eran novelas de amor y de aventuras, en las que los enamorados protagonistas, tras peregrinar por los lugares más diversos y pasar las más variopintas peripecias, terminan felizmente su periplo. Cervantes sigue de cerca el modelo, pero fiel a la importancia literaria del principio de verosimilitud, procura que los hechos narrados resulten creíbles. 

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA: 


Génesis del Quijote: 

El Quijote es la obra maestra de Cervantes. Consta de dos partes. La primera se publicó en 1605 y la segunda diez años después, en 1615. Estas dos partes son bastante diferentes: la primera es más espontánea, parece escrita sobre la marcha y contiene diversidad de elementos; la segunda, sin embargo, está mucho más pensada y responde a un plan bien trazado. No obstante, ambas muestran un cierto paralelismo estructural: tras unos capítulos iniciales introductorios, al protagonista le suceden ininterrumpidamente una serie de aventuras; hacia la mitad de ambas partes, el continuo deambular del protagonista se detiene, en la venta en la primera parte y en casa de los duques en la segunda, en donde suceden hechos muy diversos, todos con un marcado cariz literario; el final de las dos partes también es simétrico: desengañado y derrotado, don Quijote regresa a casa. Antes del desenlace, la segunda parte contiene un conjunto de capítulos, sin paralelo en la primera, en los que Cervantes responde a la publicación del Quijote de Avellaneda. 

El Quijote de Avellaneda: 

El Quijote de Avellaneda es una continuación apócrifa de la obra de Cervantes que se publicó en 1614, firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, seudónimo quizá de Gerónimo de Pasamonte, autor de la época de una autobiografía, y a quien Cervantes habría tomado como modelo para el personaje Ginés de Pasamonte, el galeote liberado por don Quijote.

El Quijote apócrifo es literariamente mediocre, pero muy interesante porque revela la indignación que la publicación de la primera parte había provocado en el círculo de Lope de Vega, cuyas comedias son satirizadas por Cervantes; por otro lado, el Quijote de Avellaneda se convierte en portavoz de una reacción señorial ante la impertinencia  que para la alta nobleza supuso la pretensión de un mero hidalgo, como Alonso Quijano, de pasar por caballero. 

Los personajes: 

Dos son los personajes centrales de la gran novela cervantina: don Quijote y Sancho Panza. 

a) Don Quijote: 

Es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano, que, loco debido a la lectura de libros de caballerías, decide convertirse él mismo en caballero andante. Su extraña y anacrónica figura en la España de comienzos del XVII hace de él un personaje fundamentalmente cómico. Sin embargo, el diseño de su figura es muy complejo: fuera de su peculiar locura caballeresca, muestra buen juicio y expone atinadas opiniones sobre muy diversos asuntos, incluidos los literarios. Rasgo esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluidas las que proceden de su extraña locura, lo que hace que constantemente, sea vapuleado por la realidad. 

b) Sancho Panza: 

Sancho Panza es el escudero que en los libros de caballerías acompañaba al protagonista. En su elaboración Cervantes sintetiza, además, muchas características de tipos folclóricos y literarios como el loco, el simple, el bufón, el rústico, el bobo, el enano, el gracioso, el pícaro o el criado. Pero Sancho es un personaje más complejo, porque a partir de este modelo literario, crece y sobrepasa su original función cómica, al encarnarse en su figura la sátira de los libros de caballerías.

Características de los dos sería la transferencia de los rasgos del uno al otro. Por ello, se ha hablado de la “quijotización” de Sancho y de la “sanchificación” de don Quijote. No obstante, ambos mantienen durante toda la obra sus rasgos básicos iniciales. Además, todos los personajes se ven, en buena medida, influidos por los rasgos de los demás: la locura de don Quijote contagia a los duques, que se comportan de modo insensato, o a Sansón Carrasco, bachiller del pueblo de Alonso Quijano, que también se disfraza de caballero andante; las ilusiones de Sancho se desplazan a su mujer, Teresa, etcétera. 

Intención y sentido: 

El propósito explícito del Quijote es, sin duda, la parodia burlesca de los libros de caballerías. De hecho, fue leído como un libro exclusivamente cómico durante los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, desde el Romanticismo hasta hoy los lectores de la novela ven en ella una defensa del ideal -el ansia de libertad, el valor, la fe, la justicia, el amor absoluto hacia una amada inventada (Dulcinea), etc.- en un mundo en que los grandes ideales han perdido su sentido.

Estas dos interpretaciones irreconciliables -libro cómico / libro romántico- son probablemente insuficientes.  El supuesto romanticismo del libro es un anacronismo: Cervantes defiende los ideales del mundo renacentista, no los ideales románticos. Tampoco la mera comicidad puede explicar el libro. Los libros de caballerías ya estaban muy desacreditados intelectualmente y no tendría mucho sentido componer una obra tan esforzada y ambiciosa como el Quijote simplemente para parodiarla. En verdad, la locura inquebrantable del protagonista contra todo sentido común y contra toda experiencia acaba por hacer patético al personaje y termina por producir la compasión del lector.

La novela -además de una novela humorística y de plantear ideas de alcance universal- es, primordialmente, un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo.

Como libro de crítica y teoría literaria se puede apreciar que en el Quijote los personajes hablan constantemente de literatura y en ella se vierten los más diversos juicios sobre los géneros literarios en boga en el siglo XVI. Además, se exponen de modo teórico conceptos e ideas sobre temas, géneros y formas literarias. Aún más, la obra misma es un ejercicio de experimentación literaria: en el Quijote se encuentran relatos pastoriles, moriscos, cortesanos, poemas, diálogos, etc.

La gran novela es también un retrato social: por sus páginas desfilan nobles, hidalgos, escuderos que buscan recuperar una posición social digna, labradores ricos o míseros labriegos, unidos en su afán de medro y ascenso social, moriscos perseguidos, etc. Alonso Quijano retrata a uno de esos hidalgos manchegos que, ante la hostilidad de los villanos y el desdén de la alta nobleza, desean ascender socialmente. Su vida triste y mediocre le impulsa a huir de la aldea y cambiar de vida. Con absoluta lógica, sus desvaríos se relacionan con los libros de caballerías que ofrecen la imagen más perfecta y hermosa de su esplendor anterior. Ello aclararía la opinión adversa de los nobles encumbrados, que podía explicar el Quijote de Avellaneda.

Sancho Panza, por su parte, responde a la perfección al labriego pobre que ansía a prosperar con su mezcla de agudeza y estupidez, ingenio e ignorancia. El recelo y la socarronería son sus únicas armas de autodefensa en una sociedad hostil.

En fin, ambos personajes serían un reflejo abreviado de una sociedad donde el deseo de mejorar social y económicamente es una obsesión generalizada. Cervantes estaría parodiando la ilusión caballeresca y pastoril, la utopía humanista típica del XVI, que es ya una respuesta inútil a los problemas de la España del momento. En el transcurso de la obra, los dos protagonistas lograrán un conocimiento de la dura realidad. La lección final sería, pues, comprender, en conocida expresión cervantina, que cada uno es hijo de sus obras y vale tanto cuanto valgan ellas. 

Lenguaje y estilo: 

El lenguaje del Quijote es un acabado resumen de la variedad de estilos típica del Renacimiento. En él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular -de acuerdo con la condición social de los personajes-, las disquisiciones eruditas con los refranes y dichos de profundo saber popular, etc.

Significativa es la presencia en una obra tan literaria como la cervantina de recursos propios de la tradición oral: la dualidad de narradores, la ambivalencia del léxico, las sonoridades y los ritmos, el uso de deícticos y el recurso al apóstrofe, la proyección del gesto o de la imagen, la dramatización del relato, los juegos equívocos de la primera persona, la atención a las inflexiones de la voz, las técnicas de puesta en escena, los incisos del narrador…

Cervantes contribuye con todo ello a gestar un nuevo lector entendido y cómplice, a quien dirige prólogos y preliminares que reclaman su colaboración, que se deja llevar, pero no engañar, por tantos embaucadores cervantinos maestros en el arte de hablar. Estamos ya ante la creación del lector moderno: un lector escéptico que erigirá la duda en sistema. 


ORTOGRAFÍA:
4.    Uso de s y x.


Con frecuencia, las grafías s y x se confunden. En el siguiente cuadro se resumen los principales usos de la grafía x.




Grafía
Sonidos
Uso
Ejemplos
x
/ks/
·  Cuando va entre vocales.
éxito
/s/
·  Al principio de una palabra.
·  Delante de otra consonante.
xenofobia
exprimir


Palabras que se escriben con X:

* Las palabras que empiezan por la sílaba ex seguida del grupo pr. Ejemplos: Exprimir, expresamente, exprés o expreso.

* Casi todas las palabras que empiezan por la sílaba ex seguida del grupo pl. Ejemplos: Explicar, explanada, explotar o exploración. Excepciones: Espliego, esplendor y todos sus derivados.

* Las palabras que empiezan por Xeno- (extranjero), Xero- (seco, árido) y Xilo- (madera). Ejemplos: Xenofobia, xerocopia o xilófono.

* Las palabras que empiezan por el prefijo Ex- (fuera, más allá, cargo en el que se ha cesado). Ejemplos: Excarcelar, extremo o exministro. 

* Las palabras que empiezan por el prefijo Extra- (fuera de). Ejemplos: Extraordinario, extraterrestre o extramuros.