UNIDAD 7. EL MUNDO ANTIGUO II: ROMA.

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CONTENIDOS:
 
1.    Roma: orígenes y monarquía.  

La civilización romana se desarrolló en torno al mar Mediterráneo (Mare Nostrum). La ciudad de Roma fue la cuna de esta civilización. Situada a las orillas del río Tíber  y en el centro de la península Itálica, ocupa un lugar geoestratégico en el centro del mar Mediterráneo. 


Según el mito de la fundación de Roma, los gemelos Rómulo y Remo fueron abandonados al nacer en el río Tíber, pero fueron milagrosamente salvados y amamantados por una loba. Luego, Rómulo y Remo fueron criados por un pastor y su mujer. Al convertirse en hombres, fundaron una ciudad: Roma. Rómulo peleó con su hermano, le dio muerte y se proclamó primer rey de Roma. Creó un Senado, dividió a la población en treinta curias, dio leyes y después, desapareció misteriosamente durante una tormenta. 

Loba capitolina y los gemelos Rómulo y Remo.
 Según esta leyenda, el 753 a.C., era la fecha que los romanos consideraban como el inicio de su Historia. De ahí surge la expresión es “Ab urbe condita”, que es una expresión latina que significa "desde la fundación de la ciudad".

En esa época vivían en Italia los etruscos (en el norte), los latinos y sabinos (en el centro) y los griegos (en el sur).

Los latinos fundaron varios poblados en una zona conocida como las Siete Colinas, de cuya unión surgió la ciudad de Roma.

Los hallazgos arqueológicos en esta zona, señalan que en el monte Palatino, en el siglo IX a. C. ya había asentamientos humanos en las colinas cercanas al río Tíber. Con toda probabilidad, de la unificación de estas aldeas surgió la primera ciudad de Roma.

Maqueta de los primeros asentamientos humanos en el Palatino. Roma.

En la historia de Roma se distinguen tres etapas: La Monarquía, la República y el Imperio.

En la primera etapa, la forma de gobierno de Roma fue la monarquía. Hubo en total siete reyes (Numa Pompio, Tulio Hostilio, Marco Marcio, Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio), los cuatro primeros de origen sabinos y los tres últimos de origen etrusco. El último rey, fue un tirano y originó el levantamiento de la nobleza (los patricios), apoyado por las clases populares, dando fin a la Monarquía y comenzando un nuevo periodo histórico: la República (509 a.C.).


Detalle del sarcófago etrusco de Cerveteri.
Durante la monarquía, la economía se basaba en la agricultura, la ganadería y el intercambio comercial (trueque). Roma al estar situada en un lugar geoestratégico era un nudo clave en las rutas que recorrían toda la península Itálica.

En la sociedad monárquica, el poder sólo lo ejercían los patricios, ya que eran los considerados descendientes de los fundadores de la ciudad. Los patricios constituían una aristocracia integrada por un reducido número de familias, cuyos jefes formaban parte del Senado, que era la institución más importante de Roma. Era presidido por el rey y a su muerte ejercía transitoriamente el poder hasta que se elegía a su sucesor. Sin embargo, la monarquía era electiva y su poder estuvo limitado por el Senado y la Asamblea del Pueblo.

En este primer periodo, la ciudad de Roma, tuvo un importante crecimiento y se levantaran importantes infraestructuras y edificios públicos: acueductos, red de saneamiento (Cloaca Máxima), puentes, el foro y templos, etc. El rey Servio Tulio dotó a la ciudad de una muralla para su protección.

2.    La República. 

En el año 509 a.C. se pone fin a la monarquía y se inicia un nuevo periodo de la historia de Roma: la República. La forma de gobierno será el régimen republicano y en el que el sólo los patricios, descendientes de los primeros senadores romanos, poseían derechos. Participaban activamente en la administración del Estado, además de ser dueños de la tierra y el ganado. Los jefes de las gens (familias nobles) integraban el Senado y las curias (que agrupaban diez gens) reunidas en su totalidad (30).


Recreación del Senado de Roma
El Senado era la asamblea principal y un órgano consultivo de los cónsules, dirigía la política interior, exterior y la hacienda.

Las Asambleas o comicios eran tres: Curial, Centurial y Tribal y ostentaban los poderes de gobierno: judiciales, legislativos y electorales.

Los dos Cónsules, elegidos cada año, eran el cargo más importante, ya que dirigían el ejército, ejercían funciones de gobierno y de la administración de justicia. Al finalizar su mandato, daban cuenta al Senado.

Cónsul y legión romana. Recreación.

Otras magistraturas: censores (se encargaban del censo o empadronamiento de personas y bienes), cuestores (recaudadores de impuestos y administrar el tesoro público), pretores (funcionarios que administraban justicia) o ediles (velaban por el aprovisionamiento, vigilancia de mercados, limpieza de calles, mantenimiento de calles y vías, etc.).

Por otra parte, quienes formaban la plebe, es decir, personas fuera de las familias ricas, pequeños propietarios, campesinos, artesanos, comerciantes, refugiados o vencidos, entre otros, no tenían derecho a ser ciudadanos, aunque fueran la mayoría. Tampoco se podían casar con patricios y solo siendo ricos podían integrarse el ejército y tener posibilidad de hacer carrera política.

En el año 450 a.C., se codificó el derecho que, hasta ese momento, era solo transmitido oralmente y sus normas eran conocidas nada más que por los patricios, los que las aplicaban en perjuicio de la plebe.

La lucha de los plebeyos por sus derechos fue constante durante la República. Gracias a sus revueltas, pudieron contar con representantes y defensores (los llamados tribunos de la plebe), contraer matrimonio con los patricios y, en el 366 a.C., lograr que uno de los cónsules fuera plebeyo.


Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco (133 a.C. - 122 a.C.)
El ejército romano era la institución principal para la guerra y las conquistas. Lo integraban los ciudadanos comprendidos entre los 17 y 46 años y en un principio, solamente ingresaban en sus filas los patricios. Posteriormente se admitieron a los plebeyos y a los aliados.

El ejército estaba organizado en legiones de 6200 hombres cada una y luchaba en forma cerrada con mucha mayor eficacia que la falange griega. Con esta poderosa maquinaria no sólo conquistó territorios sino también supo imponer la autoridad romana.

Durante la República, Roma se expandió más allá de la región del Lacio, logrando la conquista de toda la península Itálica. Para ello tuvo que derrotar a los latinos, samnitas, etruscos y, finalmente, a los griegos, en 275 a.C.

Para consolidar su poder, se establecieron colonias, habitadas por ciudadanos romanos y latinos, localizadas en zonas estratégicas y conectadas por una red de caminos, uno de los cuales fue la Via Appia.


Recreación de una calle de Roma en la Antigüedad.
En el ámbito externo, el gran enemigo de Roma fue Cartago, una colonia fenicia ubicada en Túnez (norte de África) y gran potencia marítima, cuya influencia alcanzaba a Sicilia, Córcega, Cerdeña y el sur de Hispania (península Ibérica).

Se conoce por Guerras Púnicas a las guerras que hubo entre ambas naciones (264-241 a.C.; 218-201 a.C. y 149-146 a.C.). En la primera, Roma superó sus debilidades en las batallas navales y Cartago tuvo que entregar Sicilia, Córcega y Cerdeña, pero conquistó el sur de Hispania. En el segundo enfrentamiento, el general cartaginés, Aníbal, llegó a las puertas de Roma, después de haber cruzado toda Europa desde Hispania. No obstante, fue vencido por el general romano Escipión "el Africano", en Zama, al norte de África. Cartago debió ceder su flota, sus territorios de Hispania y pagar un tributo durante 50 años.

La tercera guerra la inicia Roma, con el objetivo de destruir Cartago, meta que consiguió ampliamente después de tres años de lucha.


Ruinas de Cartago (Tunez).
Una vez conquistada la península Itálica y el Mediterráneo Occidental, los romanos se lanzaron hacia el oriente. En Europa sojuzgaron a Macedonia, Epiro y Grecia; En Asia sometieron a Pérgamo, Siria y Palestina.

Como consecuencia de las grandes conquistas, la vida en Roma y sus provincias cambiaron totalmente, esto debido a la intercalación cultural de los pueblos que habían sometido; por la riqueza acumulada en la élite de la sociedad romana y por el poder y prestigio que había ganado el ejército romano.

Consecuencias de la expansión territorial: 

A.- Políticas: Roma se convirtió en la primera potencia del Mundo Antiguo, dueña de extensos territorios con grandes riquezas. Los territorios conquistados se transformaron en provincias romanas, con un gran gobernador o procónsul en el gobierno de cada uno de ellas y un séquito de funcionarios a su orden. Las autoridades y funcionarios públicos llegaron a corromperse por falta de control en un territorio tan basto. Aparecieron caudillos con ansias de poder, lo que ocasionó en guerras civiles. 

B.- Sociales: Surgió una sociedad con grandes desigualdades donde la clase rica estaba representada por los nobles patricios y la otra pobre, representada por los plebeyos. La mayoría de la clase media murió en las batallas y los pocos que regresaron, vendieron sus pequeñas propiedades a los ricos. Lo pobres se levantaron contra los ricos y el senado, originando las luchas sociales.

C.- Económicas: Al lado de los patricios ricos, surgió una nueva clase llamada los caballeros. Estos fueron financieros, banqueros, mercaderes y armadores. Consolidaron el latifundio es decir acumulando extensas tierras bajo un solo dueño, generalmente en los países conquistados. Aparecieron también las grandes sociedades financieras como los bancos, de explotación minera y de recaudación de impuestos. Intensificaron el mercado de esclavos por la existencia de numerosos prisioneros de guerra y por los contactos con los puertos de Oriente, originando de este modo, el abaratamiento de la mano de obra. La agricultura decayó enormemente por la competencia del trigo importado, que se vendía a un precio más bajo que el nacional y por la despreocupación de los latifundista. 

D. Culturales y religiosas: Asimilaron la cultura de los pueblos vencidos, especialmente en el campo de la literatura y las artes de los griegos. Perfeccionaron la educación, gracias a la influencia de los pedagogos griegos. Las creencias religiosas evolucionaron, especialmente por la imitación que hicieron de los dioses griegos. Construyeron templos y estatuas para consagrar a los dioses que habían asimilado.

Retrato de Cayo Julio César (100 a.C. - 44 a.C.)

La expansión territorial, surgirán una serie de conflictos internos, como el dirigido por los hermanos Graco, que exigían un reparto más equitativo de la tierra. Otra consecuencia es que los generales militares se harán más poderosos y exigirán más poder. Los enfrentamientos entre ellos originaran las Guerras Civiles. Julio César, conquistador de la Galia y uno de los grandes militares de la antigüedad, saldrá reforzado políticamente de estos conflictos (repartió tierras entre sus soldados y pobres; dispuso que la tercera parte de los trabajadores agrícolas fueran libres; estabilizó la moneda basándose en el patrón oro, etc.), pero tras su asesinato, sus herederos acabaran con la República en el año 29 a.C.


3.    El Imperio. 

Se llama Imperio Romano a la etapa de la historia romana, en la que Roma fue gobernada por emperadores. Estos implantaron el gobierno absoluto, concentrando en una persona todos los poderes: político, administrativos, religiosos y militares.

Retrato del emperador Octavio Augusto (63 a.C. - 14 d.C.)
Esta etapa se inició en el año 27 a.C. con el gobierno de Augusto (Octavio) y concluyó con Rómulo Augústulo en el año 476 d.C.

 El territorio del Imperio Romano abarcaba tres continentes: sur y oeste de Europa, el oeste de Asia y el norte de África. Dentro de sus límites quedaron: Britania (Inglaterra y Gales), Galia (Francia), Hispania (España y Portugal), Helvetia (Suiza), los países situados al sur del rio Danubio, Italia, Grecia, Turquía, Asia Menor y el norte de África. 


El emperador Octavio Augusto (el que está por encima de los demás hombres) emprende una serie de reformas políticas y crea una nueva forma de gobierno, no era considerado rey o tirano, sino que era el primero de los senadores y jefe de ejército. Dictaba las leyes (edictos) y se convirtió en la máxima autoridad religiosa (pontifex maximus).

El Senado, los magistrados y los comicios siguieron existiendo, pero sólo tendrán un papel simbólico. El emperador designaba todos los cargos importantes que dirigían el Imperio. Para aplicar y transmitir las órdenes imperiales se creó el Consejo imperial. Los territorios conquistados que se incorporan al Imperio, se organizaran en provincias, a cuyo frente se pondrá un gobernador y que era el responsable de enviar los impuestos y tributos recaudados a Roma.

Durante los siglos I y II d.C., el Imperio llega a su máxima expansión territorial y prosperidad de Roma. A este periodo se conoce como pax romana. La prosperidad se extendió por todas las provincias, la producción de bienes aumentará considerablemente y las provincias comenzarán a especializarse en ciertos productos. Roma llegará a tener más de un millón de habitantes, convirtiéndose en una de las ciudades más grandes de la Antigüedad.

Recreación de la Roma imperial.
En esta etapa se construirá una importante red viaria que conectaba todos los territorios con Roma, de manera que el comercio se desarrolló de manera considerable. Las calzadas romanas también era utilizadas por las poderosas legiones (ejército), para moverse rápidamente por el Imperio y sofocar cualquier intento de revuelta o amenaza de los enemigos exteriores: los bárbaros.


Pero por las calzadas romanas no sólo se movían bienes y servicios, por ellas también se movían la forma de vida de los romanos (lengua, costumbres, leyes, moneda, etc.) y es lo que se ha venido llamando: la romanización.

En el año 212, el emperador Caracalla extendió el derecho de ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio.

A partir del siglo III, el Imperio entrará en una grave crisis y cuyas causas fueron:

A.- Militares: Las fronteras se volvieron inseguras a causa de los continuos ataques de los pueblos germánicos. El ejército, y especialmente sus mandos, aumentaron considerablemente su poder, revelándose frecuentemente contra el poder imperial.

Recreación de una legión romana.

B.- Económicas: Aumento de los impuestos para mantener el ejército, descenso de la producción agrícola y minera, estancamiento del comercio y empobrecimiento de la población.

C.- Sociales: Incremento del malestar social por el empobrecimiento de la población, se multiplicaran las revueltas.

Retrato del emperador Teodosio I el Grande.
En el año 395, para facilitar la defensa del Imperio, el emperador Teodosio dividió el territorio entre sus hijos: Honorio recibió el Imperio de Occidente, con capital en Roma, y Arcadio el Imperio de Oriente, con capital en Constantinopla (actual Estambul). A partir de ese momento quedaran separados para siempre en dos Imperios, el de Occidente acabara desapareciendo en el año 476 y en el de Oriente (o Imperio Bizantino) hasta el año 1453.

4.    Ciudades y vida urbana. 

Las ciudades tuvieron gran protagonismo en la civilización romana. Roma, la capital, llegó a tener más de un millón de habitantes. A lo largo del Imperio las ciudades (unas antiguas y otras nuevas) fueron el centro político, económico y cultural, como Tárraco (Tarragona), Emerita Augusta (Mérida), Córduba (Córdoba), Lutecia (Paris), Londinium (Lóndres), Massilia (Marsella), Narbo (Narbona), Burdigala (Burdeos), Leptis Magna (Libia), Cesarea Marítima (Palestina), Palmira (Siria), etc.

Pompeya (Italia).

Las ciudades de nueva fundación tenían una estructura en cuadrícula basada en los campamentos militares. Estaban rodeadas de murallas, se organizaban a partir de dos calles, el cardo (de norte a sur) y el decumanus (de este a oeste), y en su intersección se situaba el foro, donde se encontraban los principales edificios públicos: el Templo, la Curia y la Basílica. 

El tamaño y la calidad de las viviendas dependían del nivel de riqueza de los romanos. Los más adinerados disponían de viviendas individuales llamadas domus y los más humildes vivían de alquiler en edificios de varios pisos llamados insulae.

Recreación de un triclinio o comedor de una domus romana.
La casa romana (domus) se organizaba alrededor de dos zonas: el Atrium, o patío interior, con un apertura para recoger el agua de lluvia en una cisterna, y el Peristilo o jardín porticado, al que se abren las habitaciones de la casa. También puede disponer de habitaciones abiertas al exterior y sin comunicación con el interior dedicadas a tiendas. 

El centro de la vida de la ciudad estaba en el Foro con sus mercados y los pórticos para resguardarse del calor o la lluvia, donde se compraba, se cerraban negocios, se realizaban gestiones administrativas o se visitaba el templo. 

Cerca estaban las termas o baños públicos, que eran mucho más que un centro de higiene: con sus gimnasios, bibliotecas, saunas y jardines, las termas eran los grandes centros de ocio de la ciudad romana.

Además una ciudad no estaba completa sin su teatro, su anfiteatro para gladiadores y su circo para las carreras de carros. Las luchas de gladiadores, que durante la República habían tenido un carácter ritual, se convirtieron en el Imperio en espectáculos de masas, sufragados por magistrados o el propio emperador. Los gladiadores y los aurigas, se hicieron muy populares, auténticas estrellas. Los espectáculos eran gratuitos, financiados por el municipio o algún magistrado.

Además de estos espectáculos públicos, era frecuente que en las casas de los ricos, a la hora de la cena (la comida más importante del día) se celebrasen banquetes con invitados y amenizados por música y danzas. 

5.    La economía.  

Las ciudades tuvieron gran protagonismo en la civilización romana. Roma, la capital, llegó a tener más de un millón de habitantes. A lo largo del Imperio las ciudades (unas antiguas y otras nuevas) fueron el centro político, económico y cultural, como Tárraco (Tarragona), Emerita Augusta (Mérida), Córduba (Córdoba), Lutecia (Paris), Londinium (Lóndres), Massilia (Marsella), Narbo (Narbona), Burdigala (Burdeos), Leptis Magna (Libia), Cesarea Marítima (Palestina), Palmira (Siria), etc.


Las ciudades de nueva fundación tenían una estructura en cuadrícula basada en los campamentos militares. Estaban rodeadas de murallas, se organizaban a partir de dos calles, el cardo (de norte a sur) y el decumanus (de este a oeste), y en su intersección se situaba el foro, donde se encontraban los principales edificios públicos: el Templo, la Curia y la Basílica. 

El tamaño y la calidad de las viviendas dependían del nivel de riqueza de los romanos. Los más adinerados disponían de viviendas individuales llamadas domus y los más humildes vivían de alquiler en edificios de varios pisos llamados insulae.

La casa romana (domus) se organizaba alrededor de dos zonas: el Atrium, o patío interior, con un apertura para recoger el agua de lluvia en una cisterna, y el Peristilo o jardín porticado, al que se abren las habitaciones de la casa. También puede disponer de habitaciones abiertas al exterior y sin comunicación con el interior dedicadas a tiendas. 

El centro de la vida de la ciudad estaba en el Foro con sus mercados y los pórticos para resguardarse del calor o la lluvia, donde se compraba, se cerraban negocios, se realizaban gestiones administrativas o se visitaba el templo. 

Ruinas de los foros. Roma.
Cerca estaban las termas o baños públicos, que eran mucho más que un centro de higiene: con sus gimnasios, bibliotecas, saunas y jardines, las termas eran los grandes centros de ocio de la ciudad romana.

Además una ciudad no estaba completa sin su teatro, su anfiteatro para gladiadores y su circo para las carreras de carros. Las luchas de gladiadores, que durante la República habían tenido un carácter ritual, se convirtieron en el Imperio en espectáculos de masas, sufragados por magistrados o el propio emperador. Los gladiadores y los aurigas, se hicieron muy populares, auténticas estrellas. Los espectáculos eran gratuitos, financiados por el municipio o algún magistrado.

Además de estos espectáculos públicos, era frecuente que en las casas de los ricos, a la hora de la cena (la comida más importante del día) se celebrasen banquetes con invitados y amenizados por música y danzas.
 
6.    Cultura. La romanización. 

La Romanización es el proceso de aculturación que experimentaron las diversas regiones conquistadas por Roma, por el que dichos territorios incorporaron los modos de organización político-sociales, las costumbres y las formas culturales emanadas de Roma o adoptadas por ella.

Las grandes construcciones públicas son el símbolo más evidente de la romanización y de entre ellas, se deben destacar los siguientes:

A.- La red viaria: las calzadas: 

Cuando Roma se convirtió en un imperio necesitó crear una amplia red viaria que conectara todos los lugares por razones políticas, militares estratégicas.

La Via Appia (Italia)
 Las legiones se trasladaban a través de ellas con rapidez y sometida la región y establecida la paz estas vías adquirían un carácter comercial, ya que se utilizaba como transporte terrestre de personas y mercancías.

Las calzadas las trazaban ingenieros militares y su construcción es un prodigio técnico, como lo demuestra el excelente estado de conservación de algunas de ellas. Llevaban el nombre de la región o del magistrado que las había proyectado.

Esta red de comunicaciones que llegó a alcanzar los 80000 Km., fue uno de los factores que más contribuyeron a la rápida romanización de todo el Imperio.
  
Recreación de una calzada romana.
A lo largo y ancho de las distintas vías surgían posadas, mansiones, donde los viajeros podían reponer fuerzas comiendo y durmiendo. 

En el Foro de Roma se encuentra el punto cero del que parten todas las calzadas (miliarium aureum). Para facilitar la orientación y saber en cada momento las distancias cada mil pasos (1472 metros) se colocaba un miliario señal que indicaba la distancia con respecto al miliario cero, de ahí la expresión castellana "todos los caminos conducen a Roma". 

Entre las numerosas calzadas destacan la Vía Apia (la vía más antigua), conectaba Roma con Capua, y la Vía Argentea que comunicaba Astorga y Mérida.


B. Acueductos, puentes y alcantarillado.

Para traer el agua construyeron inmensas conducciones que han sobrevivido hasta hoy: los acueductos. Resulta admirable que tuvieran los conocimientos de ingeniería hidráulica para realizar sifones y adecuar la resistencia de los materiales a cada tramo de la conducción. Destacan los acueductos de Segovia, Tarragona y de Mérida (España).

Acueducto romano. Segovia.
Los puentes eran una construcción fundamental en el sistema de comunicaciones romanas al permitir salvar los desniveles del terreno, sobre todo ríos. Se levantaban con bloques de piedra encajados sin argamasa. Un buen número de ellos han sobrevivido intactos hasta la actualidad como los de Alcántara, Córdoba o Mérida. 



En ocasiones los acueductos también servían de puente al superponer dos arquerías; una como vía de comunicación y otra para el transporte del agua. El ejemplo más famoso es el Pont du Gard (Francia).



Puente y acueducto romano de Gard (Francia)

El sistema de alcantarillado es una de las grandes obras de arquitectura civil urbanas. Las aguas negras se depositaban en los ríos o en el mar a través de una red cloacas, galerías subterráneas construidas en forma de bóvedas de medio cañón. Destaca la cloaca Máxima de Roma construida por los etruscos en el s. VI a.C. que recorre una distancia de 800 metros desde el Foro hasta el Tíber. En España, alguna de las cloacas romanas de Astorga sigue utilizándose hoy día.



C.- Murallas.

Los romanos protegían sus ciudades con poderosas defensas, símbolos de su poder y prestigio. La primera muralla de Roma Muri Serviani, se atribuye al rey etrusco Servio Tulio, pero en realidad, como el resto de sus fortificaciones, tuvo su origen en los campamentos militares, castra y oppida.



Las murallas se construían con materiales sólidos, piedra de sillería y opus caementicium y contaban con puertas y torreones cuya anchura permitía el paso de carruajes y máquinas de guerra.


Muralla de Lugo.

El largo período de pax romana hizo innecesarias las fortificaciones. La ciudad pasó a ser un núcleo abierto sin límites entre el área urbana y suburbana


A partir del s. II d. C. las invasiones bárbaras obligaron a reforzar o construir nuevas murallas. Excepcionalmente, se fortificaron amplios territorios en zonas fronterizas, como el muro de Adriano en Escocia.

En la actualidad todavía se conservan numerosos recintos fortificados, destacando las murallas de Lugo y Tarraco (España) y las murallas Aureliana de Roma

D.- Edificios administrativos y comerciales:

Las basílicas eran amplios recintos rectangulares terminados en un ábside. En ellos se impartía justicia o se hacían negocios. Posteriormente los cristianos copiaron esta planta para sus templos, dando lugar a un tipo de iglesia.

Basílica de Majencio. Roma.
La Curia era el lugar donde se reunía el Senado en Roma. En las provincias había un consejo formado por los decuriones que eran los que hacían las funciones del senado. Se trataba, generalmente, de un recinto rectangular con bancos a lo largo.

Los mercados se hallaban generalmente en el Foro. El mercado se dividía en tabernas, locales comerciales que vendían todo tipo de bienes. En Roma, por sus grandes dimensiones, se crearon foros especiales para las verduras como el forum holitorium o para la carne, forum boarium.

Recreación de un mercado romano.
E. Edificios religiosos:

Entre los edificios más importantes de las ciudades romanas estaban los templos, muy parecidos a los griegos, aunque levantados sobre un pedestal. Tenían planta rectangular y estaban rodeados por una hilera de columnas. Se remataban con un tejado a dos aguas que daba lugar a un frontón anterior y otro posterior donde solían representar escenas mitológicas.

Al igual que a los griegos, a los romanos les importaba el aspecto exterior del templo, ya que a su interior, donde se encontraba la imagen del dios, o la diosa, sólo podían entrar los sacerdotes.

Delante de los templos los romanos rendían culto a sus dioses y les pedían solución a todos sus problemas. También consultaban allí sobre su futuro.
El templo principal de las ciudades romanas normalmente estaba dedicado a la tríada capitolina, esto es: a Júpiter, Juno y Minerva.

Panteón de Agripa (Roma).
F.- Las termas:

Los romanos estaban muy preocupados por su aseo personal. Se bañaban a menudo y en todas las ciudades existían baños públicos, especialmente para los ciudadanos más modestos que no podían permitirse el lujo de tener baño propio en su casa.

Las termas se calentaban mediante un ingenioso sistema de hornos y galerías llamado hipocausto.

Termas. Pompeya.
A menudo existían dos zonas separadas para hombres y mujeres y, cuando esto no era posible, había dos horarios distintos para su utilización.

Las distintas estancias de las termas: Apodyterium. Se trataba del vestuario. Consistía en una sala con huecos en las paredes para dejar la ropa. Como estos huecos (más propiamente llamados nichos) no estaban cerrados era costumbre dejar una propina para que le cuidaran a uno la ropa. Si no, se corría el riesgo de volver desnudo a casa. Caldarium. Es la estancia fundamental de las termas. Generalmente era una habitación con diversas piscinas de agua caliente mediante el hipocausto. A menudo había un baño de vapor, o laconicum, que equivaldría a lo que nosotros hoy llamamos sauna. Tepidarium. Se trataba de una habitación intermedia para que el paso del caldarium al frigidarium no fuera tan brusco. Aquí solían comer o beber algo. Frigidarium. Normalmente es la última sala. En esta zona había grandes piscinas para natación. Se trataba de agua fría, como su propio nombre indica.
Termas romanas del Campo Valdés. Gijón
Gijón tuvo unas importantes termas públicas, cuyos restos se conservan hoy en el Campo Valdés. La villa romana de las Murias de Beloño tenía unas pequeñas termas para uso de sus habitantes.

G.- Edificios para espectáculos:

El ocio era muy importante para los romanos. En concreto la pasión por los juegos fue paralela al alejamiento de los romanos de los asuntos públicos. Esta situación fue aprovechada por magistrados y emperadores panem et circenses. Esto explica que si el centro de la vida política estaba en el foro, la vida social se hacía en las termas y, sobre todo, en los juegos, ludi publici.

Los espectáculos, teatro, circo y anfiteatro, los organizaban magistrados y luego emperadores durante las festividades religiosas, también con ocasión de algún acontecimiento importante (nombramientos, victorias militares...), o para conseguir votos.

Coliseo. Roma.
El anfiteatro era el lugar donde los romanos acudían para ver las luchas entre animales (venationes), combates entre gladiadores o entre gladiadores y animales, e incluso batallas navales simuladas (naumaquias). Tenía una planta ovalada. Imagen (Los estadios de fútbol o las plazas de toros los recuerdan). Los espectadores accedían por los vestíbulos, vomitorium y se sentaban en una gradería, cavea. La depresión que se observa en la zona central estaba destinada a las carceres, donde se escondían las fieras y los gladiadores que luego salían a la arena mediante diversos trucos escénicos. Esta zona estaba recubierta de un entarimado y una capa de arena.

Gladiadores. Mosaico.
El circo romano era el edificio preparado para las carreras de carros. Su forma era alargada recorrida por un cuerpo longitudinal denominado espina en cuyos extremos se situaban dos postes o metas en torno a las cuales debían girar los carros.

Ruinas del circo romano de Mérida.
Los romanos no eran tan aficionados al teatro como los griegos, pero casi todas las ciudades romanas contaban de uno. A diferencia de los griegos no aprovechaban los desniveles del terreno, sino que levantaban su propia estructura. Sus condiciones acústicas eran excepcionales y hasta los espectadores más alejados podían seguir el desarrollo de la obra.

Teatro romano de Bosra (Siria)
La escena representaba la entrada a palacio en las tragedias y una calle con dos puertas en las comedias. Se llamaba proscenio al lugar donde actuaban los artistas. Abajo estaba la orquesta, donde bailaba el coro en los teatros griegos, pero los romanos no solían utilizarlo. A los lados estaba el parodos, por donde entraba y salía el coro.

El graderío o cavea, donde se sentaban los espectadores se dividía en tres zonas: ima, media y summa. Para entrar a la grada se utilizaban los vomitoria. También existían odeones, pequeños teatros que se dedicaban especialmente a audiciones musicales y recitales de poesía.

H.- Construcciones conmemorativas:

 Los romanos construyeron numerosos monumentos de carácter honorífico o funerario que presidían los lugares más importantes de la ciudad o flanqueaban los caminos.

En todas las ciudades romanas se erigieron estatuas en honor a dioses, emperadores, ciudadanos ilustres, o magistrados. Estas estatuas que seguían la vieja tradición romana del respeto a los antepasados, servían para fomentar el orgullo nacional. 

Los arcos de triunfo son enormes puertas de uno o varios vanos que se levantaban en honor de algún general en jefe y que celebraban alguna victoria o hecho solemne. Estaban decoradas con inscripciones, relieves, columnas, estatuas.... Entre estos arcos de triunfo sobresalen los de Tito y Constantino en el foro de Roma o el de Bará (en las proximidades de Tarraco) y Medinaceli (en la provincia de Soria). 

Arco de Medinaceli (Soria)
 Los obeliscos (expoliados de Egipto) y columnas recuerdan alguna campaña militar gloriosa. La más significativa es la columna Trajana, en Roma. Esta altísima columna está decorada de forma helicoidal con relieves que narran la conquista de la Dacia (Rumania) por Trajano. 

Columna de Trajano, Roma.
 La expansión del latín como lengua común de todos los habitantes del Imperio se realizó de manera rápida. De ella, derivan muchas de las lenguas actuales como el español (segunda lengua más hablada en el mundo después del chino), el asturiano, el gallego, el catalán, el francés, el italiano, el rumano o el portugués.
El derecho romano ha servido como base para muchas de las legislaciones actuales. 

En literatura,  Virgilio, Julio César, Ovidio, Tito Livio, Tácito, Plauto o Terencio, entre otros, son los autores más sobresalientes que ha dado la civilización romana.

7.    Religión romana y cristianismo.  La religión romana consistía en un conjunto de cultos, especialmente de dos clases: privados (doméstico) y públicos (relacionados con el Estado). Los romanos eran politeístas y asimilaron numerosas religiones y dioses extranjeros, especialmente de Grecia, Egipto y Mesopotamia.

Reconstrucción de romano junto a lararim.
El culto doméstico.

En cada familia se rendía culto a los dioses y espíritus protectores de la familia: 

* Los lares eran dioses protectores de las familias, las casas y los campos. 

* Los penates eran los protectores de los alimentos y del fuego doméstico.
 * Los manes, protegían a los antepasados.

En las casas romanas había un pequeño santuario, llamado lararium, en el que el pater familias dirigía las ceremonias y ofrendas.

Lararium. Pompeya.


La religión pública.

Los romanos acudían a los templos a ofrecer plegarias para solicitar algún favor a los dioses. Los gobernantes también ofrecían sacrificios y ofrendas a los dioses  que formaban la triada capitolina, presididos por Júpiter, Juno y Minerva, en nombre del Estado o la ciudad. 



Triada capitolina: Júpiter, Juno y Minerva.

Los dioses romanos, como los griegos, era inmortales y controlaban las fuerzas de la naturaleza. Neptuno era el dios de los mares; Ceres, de la agricultura; Marte, de la guerra; Venus, del amor; etc. Durante la época imperial, el emperador también era considerado un dios. 



Estos rituales los preparaban los sacerdotes o pontífices, organizados en colegios especializados. El más importante era el pontífice máximo, que tenía una gran influencia. Los sacerdotes no formaban una casta aparte, eran ciudadanos, generalmente políticos o militares, que ejercían esta función como parte de su carrera política. 



Algunos sacerdotes estaban especializados en adivinar el futuro, eran los augures. Antes de tomar una decisión o emprender una empresa importante (por ejemplo una batalla), se consultaba al augur. 



También había sacerdotisas, las vestales, elegidas entre las hijas de las familias más ricas e influyentes. Su deber era mantener encendido el fuego sagrado del altar de la diosa Vesta. 


Los romanos adoptaron muchas creencias de otros pueblos con los que entraban en contacto. En época imperial, dos religiones monoteístas tuvieron una especial relevancia: el mitraísmo y el cristianismo. Ambas importadas del Próximo Oriente. 

El mitraísmo era una religión mistérica de gran aceptación entre los soldados romanos y se basaba en el culto a Mitra y cultos solares. Tenía una cierta similitud con el cristianismo en alguno de sus aspectos (domingo como festivo, ritos de sacrificio y comunión, simbolismo moral, Mitra como salvador, celebración del nacimiento de Mitra el 25 de diciembre, etc.), que estos últimos sincretizaron de los primeros. Desaparecerá definitivamente sobre el siglo V

Escultura del dios Mitra.

El cristianismo surgió como una secta apocalíptica judía a partir del siglo I en Palestina y se basaba en las enseñanzas del que consideraban su Mesías: Jesús de Nazaret

Los cristianos basan sus creencias en la Biblia judía, a la que le agregan los hechos y pensamientos de Jesús, de sus seguidores (apóstoles) y otras influencias de distintas creencias o religiones.

Los primeros cristianos formaron pequeñas comunidades, a cuyo frente se situaba un responsable (obispo). La asamblea o reunión de todas las comunidades se le llamaba Iglesia

Fueron perseguidos por el poder imperial al oponerse a la religión oficial del imperio (el culto al emperador y resto del panteón romano). 

Constantino I.
Finalmente, en el año 313 el emperador Constantino se convirtió al cristianismo y autorizó su culto público en el Edicto de Milán. Otro emperador, Teodosio, convirtió al cristianismo en la religión oficial del imperio en el año 380, pasando desde ese momento, a perseguir a los paganos, creyentes de otras religiones e incluso, otros cristianos.

8. Los pueblos prerromanos. Grecia y Roma en la península Ibérica.

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Antes de la llegada de los pueblos colonizadores del oriente del Mediterráneo (fenicios, griegos y romanos) a la península Ibérica, estaba habitada por distintas gentes y pueblos prerromanos. De entre ellos y de norte a sur los más significativos son:



Galaicos, astures y cántabros: Habitaban la zona norte de la Península que actualmente corresponde a Galicia, Asturias y Cantabria. Su origen puede remontarse a las gentes seminómadas que habitaban esta zona ya en la edad de los metales. Recibieron una cierta influencia de tipo céltico.

Muralla prerromana del castro de la Campa Torres (Gijón)

Vascones: Se encuentran entre los primeros pobladores de la Península. No se conoce con exactitud su origen y su lengua no guarda mucha relación con el resto de las conocidas en Europa. 



Celtas y Celtíberos: Ocuparon el oeste y las mesetas de la península Ibérica. Eran distintos pueblos de orígenes diversos, desde gentes indoeuropeas que llegaron por el norte a partir del siglo IX, hasta pueblos autóctonos cuyo origen puede retrotraerse al neolítico y que sufrieron una cierta celtización. Estos pueblos fueron los que presentaron una mayor resistencia a la colonización romana.



Íberos: También formaban parte de los primeros pobladores de la Península y le dieron el nombre de 'ibérica', pero algunos creen que eran inmigrantes de Asia Menor de origen semita. Otros, en cambio, piensan que son el resultado de un flujo de distintas poblaciones a lo largo de miles de años. Basaban su economía en la agricultura de cereales, vid y olivo. Estaban situados al sur y al este de la Península.

Guerreo íbero.

Tartessos: Esta civilización ocupaba gran parte de lo que hoy en día es Andalucía, pero su núcleo principal estaba alrededor del último tercio del río Guadalquivir. Su origen es todavía motivo de discusión entre los estudiosos, unos creen que se trata de una evolución de la población de la Edad de Bronce de la zona y otros piensan que son fruto de la aculturación con pueblos venidos de fuera de la Península. Desaparecieron bruscamente a partir del año 500 a.C.

Cartagineses: Su capital estaba situada en Cartago, en la Túnez actual. Eran fenicios y llegaron allí desde Asia Menor. Primero fundaron colonias comerciales en el Mediterráneo occidental pero luego crearon un verdadero imperio. Acabaron enfrentándose a los romanos por la supremacía en esta zona.

8.1.    La colonización griega.


Los griegos comenzaron a llegar a la península Ibérica a partir del siglo VII a.C. Fundaron algunas colonias en la costa, como Emporion (Ampurias) o Rhode (Rosas). Estas colonias eran ciudades-Estado, aunque mantenían una estrecha relación con la ciudad-Estado de origen. Comerciaban con los pueblos indígenas peninsulares, especialmente con tartessos e íberos.


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Del contacto con los fenicios y griegos llegaron avances agrícolas importantes, como el cultivo de la vid y el olivo. Introdujeron la metalurgia del hierro, la moneda, el torno rápido para hacer cerámica, el molino giratorio, la escritura, etc.


8.2.    La conquista romana de la península Ibérica. 
La conquista de la península Ibérica por parte de Roma se inició en el siglo III a. C. (218 a. C.) y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo I a.C. ( 19 a. C.).  

Se pueden distinguir tres fases principales:



1.- Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C):



El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental).



Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones cartaginesas en Hispania a finales del siglo III. La victoria romana de Ilipa (209 a. C.) puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular.



2.- Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.):



Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas (155-136 a. C.) en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resistencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C.

Ruinas de Numancia (Soria)



La República romana vivió diversas guerras civiles que llegaron a la Península. Las luchas internas de Roma dieron lugar a enfrentamientos bélicos en la península. Un buen ejemplo es el enfrentamiento entre Pompeyo y César (49-45 a. C.). Estos conflictos aceleraron el dominio romano sobre la península.



3.- Conquista del norte peninsular (29-19 a. C.):



El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras astur-cántabras).

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La durante todo el proceso de conquista y una vez incorporada toda la península Ibérica al gobierno de Roma, Hispania fue dividida en varias provincias, según la época, para su mejor control y gestión. Así, en el siglo II a.C., se divide en Citerior (NE) y Ulterior (S); en el siglo I a.C., en época de Augusto, se divide en tres  provincias, la Tarraconense (Tarraco),  Bética (Córduba) y Lusitania (Emerita Augusta). En la época del  emperador Caracalla, en el siglo III d.C. la Tarraconense se divide y se crea en el NO la  Gallaecia. Finalmente, en época del emperador Diocleciano, finales del siglo III d.C., se articuló en seis provincias: Gallaecia, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cartaginense y Mauritania-Tingitania (norte de África). En el siglo IV d.C. se incorpora la Ballearica.

EL ARTE ROMANO SE PUEDE CONSULTAR EN LA UNIDAD 12 O HACIENDO CLIC AQUÍ.