UNIDAD 5. LA PREHISTORIA.

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Aquí os podéis descargar esta unidad en PDF: UNIDAD 5 : LA PREHISTORIA (C. SOCIALES).

CONTENIDOS:
1.    ¿Qué es la Prehistoria?
2.    La evolución humana
3.    El Paleolítico
4.    El Neolítico
5.    La Edad de los Metales

1.    ¿Qué es la Prehistoria?

 

Llamamos Prehistoria al periodo de la historia de la humanidad que va desde la aparición del hombre/mujer como especie hasta los comienzos de la escritura.

El primer problema se plantea al fijar los límites de este periodo tan grande, tanto por su principio como por su final. Las principales dificultades son:

- Es un periodo muchísimo mayor que el resto de la Historia. A veces se utiliza la siguiente comparación: Si se reprodujera toda la historia de la Humanidad en una película de tres horas de duración, el tiempo que correspondería a la Historia propiamente dicha, es decir al periodo de la escritura, serían los tres últimos segundos.

- Aunque su final se fija hacía el 3.000 a. de C., con la aparición de la escritura, este hecho no ocurre en todos los lugares al mismo tiempo. Algunos autores hablan de Protohistoria como el periodo en que coexisten culturas que no conocían la escritura con otras que si la utilizaban y que en algunos casos nos han dejado testimonios de aquella.

- En cuanto a sus comienzos, a pesar de lo avanzado de las investigaciones, todavía no se pueden fijar éstos con claridad absoluta.


1.1. Etapas de la Prehistoria:

Clasificación de las etapas:

a.-  Primera clasificación: Según el tipo de herramientas utilizadas:

  • Edad de la Piedra :
    • Paleolítico (piedra vieja)
    • Neolítico (piedra nueva)
  • Edad de los metales:
    • Edad del Cobre, Eneolítico o Calcolítico.
    • Edad del Bronce.
    • Edad del Hierro.
    •  
b.- Segunda clasificación: En la actualidad se mantiene una clasificación basada en criterios económicos:

* Paleolítico: Etapa preagraria, economía depredadora:

  • Paleolítico Inferior (Australopiteco, Homo Hábilis, Homo Ergaster, Homo Erectus, Homo Antecessor).
  • Paleolítico Medio (Homo de tipo Neandertal).
  • Paleolítico Superior (Homo Sapiens: Cro-Magnon, Chancelade, Grimaldi… etc.).

Neolítico: Comienzo de la etapa agrícola y ganadera, economía productora.

*  Edad de los metales: Empieza a desarrollarse desde el final del Neolítico y continúa la división tradicional entre cobre, bronce y hierro.

2.    La evolución humana.

 

Las teorías sobre el origen del hombre se dividen en dos grupos:

2.1.- Teorías míticas o fantásticas: Aquellas que explican el origen del hombre/mujer como producto de la creación por parte de un ser o seres divinos. Esta es la explicación que suelen dar las diferentes religiones. En el ámbito de la cultura cristiana, estas teorías estaban apoyadas en la explicación que hace la Biblia. A sus defensores se les llamó creacionistas.

2.2.- Teorías científicas: Se desarrolla a partir del siglo XIX. Consideran que el hombre/mujer, como el resto de los seres vivos es producto de una evolución a partir de seres anteriores. A los partidarios de estas teorías se les llamó evolucionistas.


Las teorías evolucionistas tienen como principal representante en el siglo XIX a Charles Darwin. En 1.856 publicó su famosa y polémica obra “Teoría de la evolución de las especies”. Sus ideas principales son:

* Los seres humanos no constituimos un reino esencialmente diferenciado de resto del reino animal, si no que era un eslabón más de la evolución que se ha dado en éste.

* El mecanismo que provoca la evolución es la selección natural: la Naturaleza es selectiva y favorece la existencia de los cambios que suponen una mejor adaptación al medio, eliminando aquellos que no mejoran la adaptación.

Hoy en día, de estas teorías, sólo es aceptada la científica, que además se han ido completando con otros conceptos procedentes de la Genética, como el de mutación que intenta explicar cómo se producen los cambios.

Aceptada esta teoría, el problema para los estudiosos de la Prehistoria estaba en averiguar en qué momento empezó la existencia de la especie humana y cuáles han sido los pasos que ha seguido la evolución hasta llegar al hombre/mujer actuales.


2.3.- Criterios de hominización:
Para identificar los restos óseos que han ido encontrando los arqueólogos y decidir si tienen o no características humanas, se han establecido unos criterios de hominización. Los Principales son los siguientes:

a)  Bipedismo: Es la capacidad para andar en posición erguida, utilizando sólo las extremidades inferiores. En los restos óseos encontrados en los yacimientos por los arqueólogos esta capacidad se aprecia en detalles como la forma de los huesos del pie, la cadera e incluso el orificio de inserción de la columna vertebral en la base del cráneo.

b)  La forma y el tamaño de la dentadura: Ésta se ha ido reduciendo progresivamente hasta adquirir el tamaño y la disposición del hombre actual.

c)  Aumento de la capacidad craneana: Es uno de los criterios más determinantes, ya que sin duda, el aumento del tamaño del cerebro es el factor que más ha influido en la evolución de la especie humana.

d) Aparición de utensilios fabricados: Este es el criterio más determinante a la hora de clasificar un yacimiento como perteneciente al género homo, ya que no se han encontrado hasta la fecha utensilios fabricados por especies anteriores.


Siguiendo estos criterios se ha podido establecer la escala evolutiva de la especie humana en los diferentes momentos hasta llegar a la actualidad:

En esta escala evolutiva habría que hacer las siguientes observaciones:

1) Responde a las hipótesis más aceptadas según el estado actual de las investigaciones. Puesto que todavía existen muchas lagunas, estas teorías están sujetas a posibles cambios o mejoras.

2) Lo que se conoce son los diferentes momentos de la evolución, pero no el mecanismo exacto por el que se pasó de un momento a otro.

Los paleontólogos sitúan entre 4 y 5 millones de años el periodo en el que sur­ge el bipedismo en los primates. La hipótesis más aceptada es que durante ese periodo de tiempo, el clima de África oriental (que se considera «cuna de la huma­nidad») cambió, y los bosques fueron sustituidos por praderas. A partir de aquí, nuestros antepasados pasaban más tiempo en el suelo que en los árboles, y se adaptaron al cambio mediante una postura erguida que les permitía ver por enci­ma de la alta vegetación.


A continuación vamos a comentar los principales fósiles que han servido para estudiar la evolución de la especie humana según la propuesta de árbol genealó­gico que se representa en la figura.

Género Australopitecos. A él pertenecen los fósiles de homínidos más anti­guos: entre 3,5 y 3,7 millones de años. De talla pequeña, que no superaba 1,20 m, su capacidad craneana era de 500 c.c. y no elaboraron herramientas, aunque sí utilizaban palos, huesos o piedras.

Recreación de Australopitecus (Lucy).


Género Homo. Se consideran de este género todos aquellos homínidos capa­ces de elaborar herramientas.

El representante más antiguo es el Homo Hábilis que tiene un encéfalo de 650­ - 700 c.c. y una postura totalmente bípeda. Su nombre se debe al hallazgo de las primeras herramientas elaboradas. Tiene una antigüedad de unos 2,5 millones de años y sólo se han encontrado restos en el continente africano.

Recreación de Homo Habilis


Una especie muy importante es el Homo Ergaster (o trabajador), cuyos fósiles tienen una antigüedad entre 1,8 y 1,4 millones de años y se puede considerar el más humano de las especies primitivas de Homo. Tenía un tamaño de cerebro cla­ramente mayor, de 900 - 1.100 c.c., la cara más corta, con la nariz bien definida y, aunque la dentadura sigue siendo robusta, se produce un acortamiento de los molares. Lo más significativo es que tallaba las piedras por ambos lados, lo que implica un alto grado de inteligencia. Sólo se han hallado restos en África.

Recreación de Homo Ergaster

El Homo Erectus, del que sólo existen fósiles en Asia oriental, desciende del Homo Ergaster y tenía la capacidad craneal algo mayor que éste. Se cree que lle­garon a coexistir con los neandertales que habitaban en Europa y con nuestra propia especie. Su antigüedad es de 1.000.000 años aproximadamente.

Recreación de  Homo Erectus.

El Homo Antecessor, un recién llegado a la familia de homínidos, fue descu­bierto en 1994 en el yacimiento de la Gran Dolina de Atapuerca. Su importancia es enorme, ya que se cree que fueron los primeros pobladores de Europa, con una antigüedad de 1.200.000 años, y la especie antecesora común al hombre actual y a los neandertales.

La hipótesis de los investigadores de Atapuerca es que parte de la población del Homo Antecessor abandonó África hace  más de un millón de años y se extendió por Europa, donde evolucionó hacia los neandertales. Mientras tanto, el resto de la población que permaneció en África evolucionó hacia el Homo sapiens, que pos­teriormente también colonizaría Eurasia.

Recreación de Homo Antecessor

Los fósiles del Homo Neandertalensis tienen entre 200.000 y 30.000 años de antigüedad y se encuentran repartidos por toda Eurasia. De aspecto muy similar a nosotros, eran bajos y corpulentos, cuidaban a los enfermos y enterraban con ritos funerarios a los muertos. Existe la posibilidad de que tuvieran un lenguaje verbal, aunque mucho más pobre que el nuestro.

Poblaron Europa en solitario durante mucho tiempo, hasta que llegaron desde África las poblaciones de Homo sapiens, con las que convivieron y por las que fueron desplazados. Se supone que intercambiaron entre ellas información sobre fuego, utensilios, etc., pero es dudoso que intercambiaran información genética.

“… los neanderthales no tenían un cerebro menor que el nuestro, sino más voluminoso; su promedio era de unos 1.500 c.c., mientras que en la actuali­dad la media calculada entre todas las poblaciones rondará los 1.350 c.c. Ahora bien, como debido a su gran masa muscular el peso corporal era superior en los neanderthales, es probable que el índice de encefalización (que es lo único que tenemos en pa­leontología para expresar, métricamente, algo pareci­do a la inteligencia) fuera ligeramente inferior.
En todo caso, los neander­thales y nosotros somos las dos formas humanas más encefalizadas de la historia. Sin embargo, esta expansión cerebral se pro­dujo de forma independien­te en los dos casos…”
J. L. ARSUAGA e I. MARTÍNEZ /1998): La especie elegida.

 
Recreación de Homo Neardenthalenisis


El ser humano actual y único representante vivo del género Homo es el Homo Sapiens, cuyo origen se fija aproximadamente hace 150.000 años. A partir de la cuna africana, nuestra especie se expandió por Europa y Asia y desplazó a los Homo Erectus y Neanderthalensis que allí existían. Desde entonces hasta ahora, hemos desarrollado la comunicación mediante un lenguaje complejo, el arte, la cultura, la tecnología, el control de buena parte de la Naturaleza, hemos llegado a la Luna y descifrado el genoma de nuestra especie.


3.    El Paleolítico.

 

El Paleolítico es la etapa más larga de la historia de la humanidad y coincide con las eras glaciares. Durante este período los seres hu­manos vivían básicamente de la caza, la pesca y la recolección de frutas y plantas silvestres. Esta existencia depredadora obliga­ba a una vida nómada; es decir, tenían que desplazarse de un lado a otro en busca de las grandes manadas de animales que ca­zaban y que eran su principal alimento.


Vivían en las bocas de las cuevas, abrigos rocosos, en los márgenes de ríos, al aire libre o en pe­queñas cabañas de ramas y pieles. Se organizaban en pequeños gru­pos, tribus o clanes, unidos por lazos de sangre. Su vida era muy corta, en torno a los 35 años.

Para curar las enfermedades elaboraban medicinas con plantas sil­vestres que conocían perfectamente.

Para ayudarse en sus tareas, los primeros grupos fabricaron he­rramientas, como cuchillos, hachas, flechas, raspadores, agujas. Eran de materiales diversos (huesos, madera, astas…), pero fun­damentalmente de piedra tallada, que elaboraban golpeando una piedra con otra.


Conocían el fuego, que les servía para calentarse, iluminar las cue­vas, cocinar y ahuyentar a los animales.

En Asturias conocemos muchos lugares de asentamiento y caza de esta etapa de la prehistoria. Los más antiguos se datan de hace más de 150.000 años. Alguno de los yacimientos paleolíticos asturianos, como la cueva del Sidrón, están siendo muy importantes para comprender algunos aspectos de la evolución humana.

Excavación arqueológica en la cueva del Sidrón (Piloña, Asturias).

3.1. El arte paleolítico.

Las primeras manifestaciones de arte que se conocen surgieron hace unos 35.000 años, aproximadamente.

Cueva de El Ramu o Tito Bustillo (Ribadesella, Asturias)
Los grupos prehistóricos comenzaron a realizar pinturas, escultu­ras y grabados. Son las primeras muestras artísticas del ser hu­mano. Las cuevas eran auténticos santuarios, en los que cada espacio tenía una función concreta: las esculturas y grabados se encontraban a la entrada, mientras que los grandes murales esta­ban en la parte más oscura y profunda.

Por un lado se representan relieves y se elaboran pequeñas es­culturas en piedra, arcilla, madera, marfil o hueso. Las pinturas son la representación artística más importante, de variados colores (ne­gro, rojo, ocre, marrón) de pigmentos naturales, y los temas son principalmente de los animales que cazaban (bisontes, ciervos, ca­ballos, mamuts…), aunque también hay muchos signos abstractos. Su significado está en relación con fines mágicos y religiosos pa­ra favorecer la caza o la procreación.

Bisontes de la cueva de Le Tuc d'Audoubert (Francia)

La mayoría de los restos de pintura paleolítica del mundo se dis­tribuyen en la costa cantábrica española y el sur de Francia. Las cuevas de Lascaux (Francia), Altamira (Cantabria) o Tito Bustillo (Ribadesella, Asturias) son las más im­portantes por sus restos de pinturas polícromas, es decir, pintadas en varios colores, así como sus grabados.

Venus de Lespugue

4.    El Neolítico.

 

El cambio del Paleolítico al Neolítico se produjo gradualmente y no en todos los sitios al mismo tiempo. Supuso una verdadera revolución para la humanidad. Por eso se ha venido llamando Revolución Neolítica.

Hace unos 10.000 años, tras la última glaciación el clima se hizo más suave y trajo consigo la emigración o extinción de los grandes mamíferos, que constituían la base de la alimentación de los pue­blos paleolíticos. La escasez de alimentos obligó a la domesticación de especies animales y vegetales.

Nacen así la agricultura y la ganadería, lo que supone pasar de una economía depredadora a una economía productora. A esa transformación se la denomina Revolución Neolítica.

El origen de esta economía tuvo lugar en Oriente Medio, en lo que se llama el Creciente Fértil, en torno a los ríos Tigris y Eufrates, y de allí se extendió por Oriente Próximo y el Mediterráneo. Otros focos del nacimiento de la cultura neolítica fueron el Extremo Oriente (China e India) y América (México y Perú).

Las primeras especies cultivadas fueron los cereales: trigo en Orien­te Medio y Europa, maíz en América y arroz en China. Las pri­meras especies ganaderas fueron la cabra, la oveja, el buey y el caballo, así como el perro.

Con el desarrollo agrícola y ganadero, los seres humanos tuvieron que construir sus casas cerca de los campos de cultivo, surgiendo la vida sedentaria y los primeros poblados junto a los ríos.



En estos poblados aparece la especialización del trabajo. La agri­cultura conlleva la aparición de excedentes de alimentos, con lo que parte de la población no se debe dedicar a la producción de ali­mentos, sino a la artesanía (fabricando herramientas, cerámicas, tejidos…), a la defensa del poblado (guerreros), a curar enfermos y al mundo espiritual (sacerdotes, hechiceros), o a dirigir la aldea (el jefe). Esto implica que se rompió la sociedad igualitaria paleo­lítica y se fue estableciendo una primera jerarquización social.

La producción de excedentes también condujo al comercio, que en principio era de trueque.

La población aumentó rápidamente. La mayor cantidad de ali­mentos permitió alimentar a más población y, además, la seden­tarización implicó que los hijos ya no eran una carga, sino útiles en las tareas agrícolas y ganaderas.

Durante el Neolítico también se produjeron una serie de avances técnicos, necesarios para sus condiciones económicas y sociales:

  • Las herramientas de piedra se elaboraron con la técnica de la talla y la pulimentación.
  • Aparece la cerámica, como recipiente para cocinar y guardar alimentos.
  • Los útiles son más sofisticados y especializados: azadas, hoces, molinos de mano.
  • Surgen los tejidos, fabricados con lana de los animales, y el lino.

 
Instrumental y herramientas neolíticas

5. La Edad de los Metales.

 

La recta final que une la Prehistoria con los tiempos históricos es la Edad de los Metales.

Es posible que al final del Neolítico se conocieran algunos metales, como el oro, la plata y el cobre, labrándolos de forma muy rudimentaria. Así nos encontramos con un período puente entre el Neolítico y la Edad de los Metales: el Eneolítico o Calcolítico, cuya duración fue de unos mil años y donde el cobre y su aleación con el estaño para obtener el bronce comienza a utilizarse.


La posesión de estas técnicas dio origen a nuevas armas y utensilios, lo que provocó la supremacía de estos pueblos sobre los que todavía estaban en la Edad de Piedra. Este avance provocó tanto el progreso material, como el espiritual: construcción de edificios de culto, extensión del comercio y comienzo del desarrollo urbano, con más diversidad de especialidades del trabajo.


La verdadera revolución de este período es el descubrimiento de la fundición de los metales. Los metalúrgicos son los primeros artesanos especialistas que fundían y trabajaban los metales.

En esta etapa se continúan levantando un tipo de monumentos que comenzaron al final del Neolítico y que estaban hechos a base de grandes piedras. Son los llamados monumentos megalíticos. Entre ellos podemos distinguir el menhir (una gran piedra colocada verticalmente que podía ir aislada o formando alineamientos), el dolmen (dos o más grandes piedras colocadas verticalmente y encima otra de forma horizontal), el cromlech (piedras dispuestas en círculos).

Dolmen de Merillés (Tineo. Asturias).

La metalurgia del cobre es posible que comenzara en la parte sur del Cáucaso hacia el año 5000 a. C., se extendió al próximo oriente, y desde aquí a Europa.

El período del bronce se fecha en el 2000 a. C.; es una época de auge en las relaciones comerciales por la búsqueda del estaño para su aleación con el cobre. El hierro fue descubierto posiblemente en la misma región que el cobre, pero hasta el primer milenio antes de Cristo no se difunde su metalurgia por Europa.

En la Edad de los Metales se prodiga la cerámica con acabados más perfectos y, sobre todo, aparece la orfebrería, con la creación de numerosos tipos de adorno. Estos nuevos materiales son aprovechados también para la fabricación de nuevos utensilios de trabajo y armas.

En la península Ibérica, durante este período aparecen los primeros habitantes que se les puede considerar históricos.

Los iberos, descendientes de pueblos neolíticos asentados en toda la costa mediterránea, pueden ser la primera base étnica y cultural de nuestro país. Su cultura estuvo muy influida por las primeras colonizaciones de fenicios y griegos. Buena prueba de ello es la Dama de Elche.

Durante el período del hierro llegan a la península Ibérica gentes procedentes de Europa central. De entre ellos, algunos de origen céltico, difundirán nuevos conocimientos técnicos y la metalurgia del hierro. Se establecerán en la Meseta y en el noroeste de la Península mezclándose con la población autóctona.

Los poblados fortificados del noroeste peninsular durante la Edad del Hierro los conocemos por el nombre de castros.

Castro de la Campa Torres (Gijón, Asturias).
EL ARTE EN LA PREHISTORIA SE PUEDE CONSULTAR EN LA UNIDAD 12 O HACIENDO CLIC AQUÍ.