CONTENIDOS
COMUNICACIÓN:
1. El texto argumentativo
1.1. La argumentación
1. El texto argumentativo
1.1. La argumentación
Cicerón definía la
argumentación como «el discurso mediante el cual se aducen pruebas para dar
crédito, autoridad y fundamento a nuestra proposición». Argumentar
consiste, pues, en aportar razones para defender una opinión y convencer así a
un receptor para que piense de una determinada forma. La argumentación se
utiliza normalmente para desarrollar temas que se prestan a controversia, y su
objetivo fundamental es ofrecer una información lo más completa posible, a la
vez que intentar persuadir al lector u oyente mediante un razonamiento.
Por ejemplo, María le dice a
Juan: Deja de fumar, que te vas a destrozar los pulmones. María ha
expresado una petición argumentándola (el tabaco perjudica los pulmones) para
así justificar la conclusión a la que quiere llegar: No hay que fumar.
Si la persona que argumenta
conoce en profundidad el tema del que habla, diremos que es un emisor
cualificado. En cambio, cuando el hablante que argumenta transmite un mensaje
elaborado por otros (los testimonios de famosos en la publicidad, por ejemplo),
diremos que es un emisor interpuesto.
1.2. Estructura del texto argumentativo.
Un texto argumentativo consta de:
- Tesis. Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona; puede aparecer al principio o al final del texto. Ha de presentarse clara y objetivamente. Puede encerrar en sí varias ideas, aunque es aconsejable que no posea un número excesivo de ellas, pues provocaría la confusión en el receptor y la defensa de la misma entrañaría mayores dificultades.
- Cuerpo. Despliega la idea o ideas que se pretende demostrar desde dos perspectivas: una de defensa de ellas, y otra de refutación contra previsibles objeciones. Esta última actitud no es necesario que esté presente, pero sí la primera. Consta, por tanto, de:
- Argumentos. Una vez expuesta la tesis, comienza el razonamiento en sí, es decir, se van ofreciendo los argumentos para confirmarla o rechazarla.
- Refutación. Puede hacerse de una tesis admitida o de las posibles objeciones que podría hacer el adversario a un argumento concreto.
- Conclusión. El autor, en su demostración, reflexiona sobre el tema desde todos los ángulos, hasta llegar al objetivo deseado, que se ofrece como conclusión, a menudo anunciada al comienzo del escrito. Puede presentarse de varias formas:
- Afirmación de una tesis. El contenido que desarrolla el autor se presta en su final a abstraer de los datos o ejemplos aducidos una idea general, explicativa del problema o de los fenómenos que se traten, la cual asume un rango de tesis.
- Con carácter sugeridor. Este tipo de conclusiones se distinguen porque el escrito, si bien en el estadio final recoge en síntesis la idea sustancial de la exposición, no llega a hacer como definitivo su razonamiento o a completar su información. El autor apunta sugerencias para futuros trabajos, abriendo caminos hacia otras perspectivas antes de poner punto final a su propio texto.
Una argumentación consta de premisas y de conclusión:
- Premisa primera: Fumar destroza los pulmones y provoca cáncer.
- Premisa segunda: Tener los pulmones destrozados es malo para la salud.
- Conclusión: Luego dejo de fumar.
1.3. Tipos de textos argumentativos.
Clasificación
|
Caracterización
|
Ejemplos
|
Deductiva
o analítica |
Va
de lo general a lo concreto. La tesis se expone al comienzo y, a
continuación, se ofrecen los argumentos de apoyo. Finalmente, se introduce la
conclusión.
|
Todos los estudiantes de la Real Escuela
Superior de Arte Dramático (R.E.S.A.D.) han tenido que superar una prueba de
acceso; Luis es estudiante de la RESAD; luego Luis ha superado la prueba de
acceso.
|
Inductiva
o sintetizante |
Va
de lo particular a lo general. Se empieza por los hechos y argumentos y se
coloca la tesis o conclusión al final; es decir, de una serie de
consideraciones o datos, se extrae una idea final.
|
"Brasa" se escribe con b;
"abrazo" se escribe con b; "cebra" se escribe con b,
etc.; luego todas las palabras que contienen la sílaba "bra" se
escriben con b.
|
Paralela
|
No
pretende sacar conclusiones ni demostrar hipótesis, sino manifestar de forma
encadenada ideas indiscutibles (verdaderas o falsas), que no están
subordinadas unas a otras por su contenido.
|
«De ordinario los jóvenes buscan respuestas en
los libros, pero ocurre que cada libro suscita nuevas preguntas. Al que esto
le suceda, será ya un lector impenitente a lo largo de la vida»
DELIBES, Miguel.
|
Para fortalecer la opinión
defendida o para refutar la contraria, se emplean los siguientes recursos:
Técnicas
|
Caracterización
|
Ejemplos
|
Causa / Consecuencia
|
El
argumento es la causa y la conclusión, la consecuencia. También puede
presentar la forma de finalidad o de condición .
|
|
Citas o argumentos de autoridad
|
La
argumentación se apoya normalmente en testimonios fidedignos y citas que
manifiestan la opinión sobre el tema de personas famosas, de expertos
conocidos. Su objetivo es reforzar la idea sostenida, o bien adelantarse a
posibles argumentos contrarios.
|
La libertad es el don más preciado. Lo dijo
Cervantes.
|
Refranes
|
Son
dichos populares, anónimos, muy pegadizos y de gran fuerza expresiva, que
resumen reflexiones generales apoyadas en la experiencia vital y que son
compartidas por mucha gente.
|
En boca cerrada no entran moscas.
|
Máximas
|
Regla,
principio o sentencia de autor conocido y de carácter más culto que el de los
refranes. Presentan un valor de verdad comúnmente aceptado y admitido sin
reservas
|
Esto sólo sé: que no sé nada (Sócrates).
|
Ejemplos
|
Se
emplean para ilustrar lo que se pretende demostrar y defender; sirven, por
tanto, como factor indispensable para lograr la persuasión.
|
Demandé a Telefónica y gané el juicio: La
justicia existe.
|
Fábulas
|
Son
relatos literarios en prosa o en verso de los que, además de entretenimiento
y placer, se puede extraer una enseñanza de tipo práctico. Corresponden al
tipo de argumentación por analogía, ya que actúan como ejemplos ficticios.
|
Pilló el Cuervo dormida a la
Serpiente, y al quererse cebar en ella hambriento, le mordió venenosa. Sepa el cuento quien sigue a su apetito incautamente
SAMANIEGO, Félix María..
|
El sentir de la sociedad en general
|
En
ocasiones, se apela al parecer general de una sociedad, o incluso de un grupo
social, con la clara intención de lograr la defensa, pero, sobre todo,
convencer al lector de su opinión. Son argumentos apoyados fundamentalmente
en la cantidad
|
El 95% de los encuestados afirman dormir mejor
tras haber leído durante un par de horas antes de acostarse
|
Características lingüísticas:
1.
La
distribución del razonamiento en párrafos ayuda a asimilar mejor el contenido,
a la vez que favorece la organización de las ideas. Es indudable que un texto
debidamente fragmentado en párrafos es más fácilmente interpretado y asimilado
que un texto indiviso.
2.
Los
nexos aseguran la evolución progresiva del texto, pues delimitan los párrafos
entre sí, además de señalar los cambios de contenido y de reflejar cualquier
variación que se produzca en el desarrollo del tema (conexión, restricción,
oposición, relación causa-consecuencia, etc.). Suelen ser frecuentes los nexos
consecutivos que introducen la conclusión a la que se ha llegado tras el
razonamiento y que consolidan, por tanto, la opinión del autor. (en
definitiva, en consecuencia, de este modo...).
3.
Normalmente
se emplea la oración de modalidad enunciativa, con el fin de transmitir una
total objetividad. Por el contrario, las modalidades exclamativas,
interrogativas o dubitativas son más frecuentes en textos donde se acentúa la
actitud personal del escritor.
4.
Cuando
se trata de un tema conflictivo parece ser habitual que el autor introduzca
elementos subjetivos, como si no pudiera evitar la intromisión apasionada de su
punto de vista en la argumentación.
5.
Es
frecuente también la utilización de frases irónicas, que tienden a desestimar
los argumentos opuestos a la tesis presentada. La ironía da por verdadera y
seria una afirmación evidentemente falsa; tiene como finalidad reprochar algo
al interlocutor, o hacerle partícipe de la burla o indignación del autor.
6.
Ha
de conseguirse la coherencia en su estructuración interna y también ha de
observarse la claridad en la elocución.
7.
El
uso de la repetición potencia el efecto de convicción en el lector y favorece
la cohesión entre las oraciones de un párrafo. No resulta adecuada en textos
científicos, pues no aporta nada nuevo.
8.
Es
frecuente el empleo de tecnicismos correspondientes a la disciplina de la que
trate el texto.
9.
Se
utiliza una sintaxis compleja, con largos períodos oracionales. Predomina la
subordinación, más acorde con la expresión del razonamiento.
10. Se usan también los incisos
cuya finalidad es la de aclarar algún aspecto que si bien se considera
secundario, puede servir de apoyo al hecho principal.
Cómo elaborar textos argumentativos:
1. Determinar claramente cuál es
la tesis del texto.
2. Definir el receptor a quien va
dirigido el texto.
3. Cualquier afirmación ha de
estar sustentada por una serie de argumentos, por lo que habrá que buscar todos
los argumentos posibles a favor de la tesis.
4. Tener en consideración las
opiniones, creencias y valores del destinatario para elegir aquellos argumentos
que mejor puedan convencerle y desestimar los restantes.
5. Deben preverse las posibles
objeciones del adversario a dichos argumentos.
6. Una buena introducción
contribuye a captar la aprobación del auditorio.
7. El orden de los argumentos es
un factor esencial. En beneficio del mismo, se evitarán las divagaciones, que
podrían entorpecer la comprensión. Los argumentos más sólidos se deben incluir
al final.
8. La conclusión debe tener fuerza
e interés para ganar la complacencia del auditorio.
9. Emplear la lengua de forma
adecuada, concisa y clara, sin renunciar a la ayuda que pueden proporcionar los
recursos literarios.
10. Si la exposición es oral,
conviene memorizar de modo general el texto para producir una buena impresión
de seguridad en los oyentes.
En esta unidad continuaremos con el estudio del núcleo y los complementos del sintagma verbal-predicado.
2.1. El núcleo del sintagma verbal (II): formas verbales compuestas:
La
función del núcleo del predicado puede ser ejercida por formas simples (ejemplos: amaron, temí, partimos) y por formas compuestas, constituidas por
dos palabras: el verbo auxiliar y el verbo principal (ejemplo: he cantado, fue
reparado, comenzó a escribir) que funcionan como un solo verbo.
Tiempos
compuestos
Los
verbos pueden expresar su variación de tiempo, modo y aspecto mediante la
combinación de la forma no personal correspondiente (infinitivo, gerundio o
participio) con un verbo auxiliar, es decir, aquel verbo que, en determinadas
construcciones, pierde o ve alterado su significado conceptual y transmite solo
información gramatical. Ambos elementos (verbo auxiliar + forma no personal)
constituyen una sola unidad sintáctica denominada construcción perifrástica.
Los tiempos compuestos se forman con el verbo auxiliar haber acompañado al participio del verbo (amado): he amado. Esta perífrasis está ya muy gramaticalizada, por lo que se incluye siempre dentro de la conjugación verbal.
Los tiempos compuestos se forman con el verbo auxiliar haber acompañado al participio del verbo (amado): he amado. Esta perífrasis está ya muy gramaticalizada, por lo que se incluye siempre dentro de la conjugación verbal.
La
conjugación de los tiempos compuestos ya se ha visto en la unidad anterior (UNIDAD 8 VERBALIZANDO LA EDAD MEDIA).
Voz pasiva:
La
construcción formada por el verbo ser + participio permite expresar la voz
pasiva: soy amado, fuiste amado…
Perífrasis
verbales:
Otros
verbos auxiliares pueden acompañar también a alguna de las formas no personales
de verbo y formar con ellas perífrasis verbales, que aportan significados
gramaticales similares al aspecto y al modo del verbo (estoy amando, voy a amar…)
Definición y características:
Una
perífrasis verbal es una construcción integrada por dos formas verbales, la primera
un verbo auxiliar y la segunda una forma no personal; entre ambas puede
aparecer un nexo, que suelen ser las preposiciones de o a o la conjunción que:
Verbo auxiliar
(conjugado)
|
Nexo
(preposición o conjunción)
|
Forma verbal no personal
|
tenemos
|
que
|
ayudar
|
se puso
|
a
|
protestar
|
acaban
|
de
|
llegar
|
deben
|
estudiar
|
El verbo
auxiliar es el portador de los morfemas de persona, número, tiempo, aspecto y
modo; en cambio, la forma verbal no personal es la portadora del significado
léxico y es la que impone qué rasgos semánticos han de tener el sujeto y los
complementos.
Mediante las
perífrasis verbales se expresan características del modo y del aspecto de la
acción verbal que no se pueden señalar mediante las formas simples o compuestas
con haber.
Una perífrasis
verbal presenta una unidad funcional, es decir, toda la estructura (verbo
auxiliar + (nexo) + forma verbal no personal) constituye el núcleo de un único
GV. Pero no forma una unidad léxica, puesto que entre sus elementos se pueden
intercalar otras palabras: Se puso entonces a protestar; Ya veníamos todos
observando tu cambio de actitud.
Asimismo, la
perífrasis verbal posee un significado unitario. El verbo auxiliar pierde o
modifica su significado habitual pasando a tener significado puramente gramatical.
Esta pérdida de significado léxico es lo que permite reconocer una perífrasis y
distinguirla de otras construcciones en las que el verbo conjugado tiene valor
pleno y la forma no personal funciona como complemento:
Perífrasis verbales
|
Formas verbales distintas
|
Viene avisando desde hace tiempo
|
Viene desde su casa pensando en sus problemas
|
Anda criticando a todos
|
Anda arrastrando los pies
|
En ese momento se echó a reír
|
Se echó a descansar al sofá
|
Los verbos viene, anda y se echó de las perífrasis
han perdido su
significado léxico que sí mantiene cuando se consideran formas
verbales distintas.
- Cómo distinguir una perífrasis:
- En la perífrasis, el sujeto y los complementos son seleccionados por el verbo auxiliado, no por el auxiliar: Esta casa vienen amenazando desde hace tiempo con derrumbarse (Esta casa amenaza con derrumbarse/ *Esta casa viene)
- Al ser una construcción sintácticamente unitaria, en una perífrasis no es posible sustituir la forma no personal por otros elementos equivalentes (pronombres átonos o tónicos, oraciones subordinadas con verbo conjugado, etc.) Ejemplo: Tengo que comprarme un abrigo / * Lo tengo; *Tengo eso. Anda saliendo con una chica/ *Anda así. Va a caer un chaparrón / Va a que caiga un chaparrón. En cambio, estas conmutaciones sí son posibles cuando los dos verbos no forman perífrasis: Luis va a comprar al supermercado/ Juan va al supermercado a que le vendan comida/ a eso.
- Por la misma razón, no es posible convertir la forma no personal de una perífrasis en un pronombre o adverbio interrogativo. Por el contrario, para construir una oración interrogativa en la que se pregunte por el contenido de la forma no personal es necesario mantener la forma de perífrasis: Juan se puso a limpiar (*¿A qué se puso Juan? / ¿Qué se puso a hacer a Juan?
Clases de perífrasis verbales:
Las
perífrasis se clasifican siguiendo dos criterios:
.
2.2. Los complementos del verbo
Recordad que los sintagmas que pueden funcionar como complementos del verbo son: el sintagma nominal, sintagma adjetival, sintagma preposicional y el sintagma verbal.
Los tres primeros ya se han visto en las unidades
anteriores, de modo que en esta se va a trabajar el sintagma adverbial.
- Según su morfología: las perífrasis se clasifican según la forma no personal que funciona como verbo auxiliado. Así se distinguen: perífrasis de infinitivo (ir a + infinitivo), perífrasis de gerundio (estar + gerundio), perífrasis de participio (tener + participio).
- Según su significado: se distinguen dos tipos de perífrasis:
- Perífrasis aspectuales (o tempoaspectuales): añaden al significado del verbo matices sobre desarrollo de la acción verbal y, más en concreto, sobre el momento de la acción en que se está fijando el hablante
- Perífrasis modales: aportan significados similares a los del modo. En concreto, obligación (relacionado con el imperativo) y posibilidad o probabilidad (relacionado con el subjuntivo).
- Perífrasis de necesidad u obligación:
- Tener que + infinitivo
- Haber de + infinitivo
- Deber + infinitivo
- Hay que + infinitivo
- Perífrasis de probabilidad o posibilidad:
- Deber de + infinitivo
- Poder + infinitivo
- Venir a + infinitivo
Perífrasis ingresivas e incoativas
|
La acción a punto de comenzar o en sus inicios
|
Ir a + infinitivo
Pasar a + infinitivo
Estar al + infinitivo
Estar a punto de + infinitivo
Comenzar a + infinitivo
Echar(se) a + infinitivo
|
Empezar a + infinitivo
Meterse a + infinitivo
Ponerse a + infinitivo
Romper a + infinitivo
Soltarse a + infinitivo
|
Durativas
|
La acción está en su desarrollo
|
Estar + gerundio
Continuar + gerundio
Andar + gerundio
Llevar + gerundio
|
Seguir + gerundio
Ir + gerundio
Venir + gerundio
Traer + participio
|
Reiterativas
|
Acción que se repite
|
Soler + infinitivo
Volver a + infinitivo
|
|
Terminativas
|
Acción acabada o concebida en
su resultado
|
Acabar de + infinitivo
Acabar por + infinitivo
Alcanzar a + infinitivo
Cesar de + infinitivo
Concluir de + infinitivo
Dejar de + infinitivo
Llegar a + infinitivo
Terminar de + infinitivo
Venir a + infinitivo
|
Ir + participio
Ser + participio
Estar + participio
Dejar + participio
Llevar + participio
Quedar + participio
Tener + participio
|
.
2.2. Los complementos del verbo
Recordad que los sintagmas que pueden funcionar como complementos del verbo son: el sintagma nominal, sintagma adjetival, sintagma preposicional y el sintagma verbal.
El sintagma adverbial como complemento del verbo
El
sintagma adverbial (S.Adv.) es aquel sintagma cuyo
núcleo es un adverbio. Puede ir acompañado de un modificador (función
que desempeña también un adverbio) y de complementos (función que desempeña un
sintagma preposicional).
Su estructura es la siguiente:
SINTAGMA ADVERBIAL =
|
(MODIFICADOR) +
|
NÚCLEO +
|
(C. DEL ADVERBIO)
|
Adverbio
|
Adverbio
|
Sintagma
Preposicional
|
Ejemplo: Pon el cuadro más
arriba
Pon
|
el
|
cuadro
|
más
|
arriba
|
N.V.
|
Det.
|
N.
|
Modif.
|
Adv.
|
S.N.
(C.Directo)
|
S.Adv.
(C.C.Lugar)
|
|||
S.V.
(Predicado Verbal)
|
El adverbio es una palabra invariable que indica circunstancias de lugar,
tiempo, modo o cantidad y expresa afirmación, negación, duda o deseo.
Cuando dos o más palabras funcionan como adverbio, se
habla de locuciones adverbiales. Las
palabras que forman las locuciones adverbiales constituyen una sola unidad de
significado, por ejemplo: en un abrir y cerrar de ojo, a pie juntillas, sin ton
ni son, de cabo a rabo, etc.
Algunas locuciones adverbiales de tiempo
Algunas locuciones adverbiales de tiempo
Locución
adverbial
|
Su
significado total
|
Significado
de las partes
|
a
primera luz,
entre dos luces
|
tiempo durante el cual
empieza a aparecer la luz del día
|
luz: (fig) día, tiempo que
dura la claridad del Sol
|
al amanecer
|
tiempo durante el cual
empieza a aparecer la luz del día
|
amanecer: cuando empieza a
aparecer la luz del día
|
al anochecer
|
tiempo durante el cual
empieza la falta de la luz del día
|
anochecer: cuando empieza la
falta de la luz del día
|
al instante
|
luego, al punto, sin dilación
|
instante: porción brevísima
de tiempo
|
al mediodía
|
tiempo durante el cual está
el Sol en el más alto punto de su elevación sobre el horizonte
|
mediodía: hora en que está el
Sol en el más alto punto de su elevación sobre el horizonte
|
de cabo a rabo
|
del principio al fin
|
cabo:
el extremo de una cosa
rabo: extremidad de la
columna vertebral de algunos animales
|
de cuando en cuando
|
algunas veces
|
cuando: en el tiempo
|
de noche
|
después del crepúsculo
vespertino
|
noche: tiempo en que falta
sobre el horizonte la claridad del Sol
|
en cuanto
|
mientras, al punto que
|
cuanto: todos los que
|
Algunas locuciones
adverbiales de lugar
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
a
medias,
de por medio
|
por mitad
|
media: igual a la mitad de
una cosa
|
a lo
lejos,
de
lejos,
desde lejos
|
a larga distancia
|
lejos: en lugar o tiempo
distante o remoto
|
acerca
de,
de cerca
|
a corta distancia
|
cerca: próxima o
inmediatamente
|
en alto
|
a distancia del suelo
|
alto: levantado
|
por detrás
|
detrás, en ausencia
|
detrás: en la parte posterior
|
Algunas locuciones
adverbiales de negación
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
en mi vida
|
nunca
|
vida: estado de actividad de
los seres humanos
|
no ya
|
no solamente
|
ya: con que se denota el
tiempo pasado
|
nunca jamás
|
nunca, con sentido enfático
|
nunca:
en ningún tiempo
jamás: nunca
|
Algunas locuciones
adverbiales de duda
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
sin duda
|
acaso, tal vez
|
duda: suspensión o
indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones
|
tal vez
|
quizá
|
tal:
aplícase a las cosas indefinidamente, para determinar en ellas lo quepor su
correlativo se denota
vez: tiempo determinado en
que se ejecuta una acción
|
Algunas locuciones
adverbiales de cantidad
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
de menos
|
que denota falta de número,
peso, o medida
|
menos: que se denota la idea
de falta, disminución, restricción, o inferioridad
|
en nada
|
en muy poco
|
nada: el no ser; cosa mínima
o de muy escasa entidad
|
ni más ni menos
|
en el mismo grado
|
más:
que se denota la idea de exceso, aumento, ampliación, o superioridad
menos: que se denota la idea
de falta, disminución, restricción, o inferioridad
|
por
poco,
a pocas
|
con que se da a entender que
apenas faltó nada para que sucediese una cosa
|
poco: escaso, limitado y
corto en cantidad o calidad
|
Algunas locuciones
adverbiales de afirmación
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
desde luego
|
inmediatamente, sin duda
|
luego: prontamente, después
de este momento
|
en efecto
|
efectivamente, en realidad de
verdad
|
efecto: lo que sigue por
virtud de una causa
|
en verdad
|
verdaderamente
|
verdad: conformidad de las
cosas con el concepto que de ellas forma la mente
|
mucho que sí
|
mucho, ciertamente
|
mucho: con abundancia
|
por supuesto
|
ciertamente
|
supuesto: objeto y materia
que no se expresa en la proposición, pero es aquello de que depende, o en que
consiste o se funda, la verdad de ella
|
sin duda
|
ciertamente
|
duda: suspensión o
indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones
|
Algunas locuciones adverbiales
de modo
Locución adverbial
|
Su significado total
|
Significado de las partes
|
a bulto
|
por mayor, sin examinar bien
las cosas
|
bulto: cuerpo que por la
distancia, por falta de luz, o por estar cubierto no se distingue lo que es
|
a caballo
|
montado uno en una caballería
|
caballo: mamífero que es útil
al hombre por su aplicación a servir de cabalgadura
|
a chorros
|
copiosamente, con abundancia
|
chorro: liquido que sale con
violencia por una parte estrecha
|
a ciegas
|
ciegamente; sin reflexión
|
ciega: privado de la vista
|
a diestro y siniestro
|
sin orden, sin discreción ni
miramiento
|
diestro:
lo que cae a mano derecha
siniestro: aplicase a la
parte que esta a la mano izquierda; propensión a lo malo
|
a fuerza de
|
por la intensidad o la
abundancia de
|
Fuerza: vigor o capacidad de
mover contra resistencia
|
Existen diferentes clases de adverbios según su
significado:
1.- Adverbios de lugar:
Cerca, lejos, enfrente, detrás, arriba, abajo,
dentro/adentro, afuera/fuera, delante/adelante, detrás/atrás, alrededor, aquí,
ahí, allí, acá, allá.
2.- Adverbios de tiempo:
Ahora, antes, después, lejos, siempre, nunca, aún,
ya, todavía, hoy, ayer, anoche, mañana, tarde, temprano, pronto, recién,
mientras, cuando
Algunas locuciones adverbiales: de
vez en cuando, de cuando en cuando.
Ciertos adverbios terminados en –mente:
actualmente, previamente, antiguamente, recientemente, últimamente...
3.- Adverbios de modo:
Bien, mal, despacio, deprisa, adrede, aposta,
gratis, así, como, según, peor, mejor.
Algunas locuciones adverbiales: ex
profeso, a priori, ipso facto, a hurtadillas, por las buenas, a sabiendas, a
pies juntillas, a la chita callando, al trote, a troche y moche, de golpe...
Muchos adverbios terminados en –mente:
fácilmente, plácidamente, injustamente, indistintamente....
4.- Adverbios de cantidad:
Mucho, poco, tanto, bastante, demasiado, más, muy,
tan, menos, algo, nada, mitad, casi, medio...
Algunos acabados en –mente:
totalmente, parcialmente, escasamente, completamente...
5.- Adverbios de afirmación:
Sí, evidentemente, en efecto, cómo no, claro...
6.- Adverbios de Negación:
No, de ningún modo, en absoluto...
7.- Adverbios de duda:
Quizás, tal vez, acaso, a lo mejor, posiblemente...
Muchos adverbios de modo se forman a partir de un adjetivo al que se le añade la terminación -mente.
Se debe prestar atención para no confundir algunos adverbios con los adjetivos determinativos o los pronombres indefinidos. Para solventar la confusión, se debe tener en cuenta que el adverbio es una palabra invariable, es decir, no cambia de género ni de número, mientras que los adjetivos determinativos y los pronombres sí son variables.
Funciones del adverbio.
Se debe prestar atención para no confundir algunos adverbios con los adjetivos determinativos o los pronombres indefinidos. Para solventar la confusión, se debe tener en cuenta que el adverbio es una palabra invariable, es decir, no cambia de género ni de número, mientras que los adjetivos determinativos y los pronombres sí son variables.
Funciones del adverbio.
Funciones del Adverbio
|
Complemento del verbo
|
Sintagma
verbal = Verbo +
|
Adverbio
|
|||
Comp
|
||||||
Modificador
|
Sintagma
verbal =
|
Adverbio
|
+ Verbo
|
|||
Mod
|
||||||
Sintagma
adjetival =
|
Adverbio
|
+ Adjetivo
|
||||
Mod
|
||||||
Sintagma
adverbial =
|
Adverbio
|
+ Adverbio
|
||||
Mod
|
||||||
Adverbio
|
+ Oración
|
|||||
Mod
|
||||||
El adverbio, además de funcionar como complemento del
verbo, también puede desempeñar las funciones de:
- Modificador del adjetivo: es el caso de los adverbios de cantidad que cuantifican la cualidad expresada por el adjetivo. Ejemplos: demasiado rápido, poco interesante, tan feo, etc.
- Modificador del adverbio: también suelen ser adverbios de cantidad. Ejemplos: bastante cerca, más lejos, muy arriba, etc.
- Modificador del verbo: cumplen esta función los adverbios de afirmación, negación y duda. Ejemplos: también habló, no corras, quizás venga, etc.
- Modificador de una oración: expresa el punto de vista del hablante sobre la afirmación que esta ofrece: Ejemplo: Afortunadamente, todos estamos bien.
LITERATURA:
3.1. El Siglo de Oro (I): Renacimiento y Barroco.
Conocemos por Siglo
de Oro de la literatura en lengua castellana al periodo comprendido entre principios del siglo XVI y finales del siglo
XVII. El siglo XVI se
corresponde con el Renacimiento y el
siglo XVII, con el Barroco.
3.2. El Renacimiento (siglo XVI): contexto histórico.
El
término Renacimiento define todo el
periodo cultural y social posterior a la Edad Media. Alude al renacer de los
estudios clásicos y a la veneración por los autores grecolatinos. Está
estrechamente relacionado con el concepto de Humanismo: movimiento cultural iniciado en Italia que, considerando
al hombre centro del universo, dedica sus esfuerzos al estudio de las letras
humanas. Estos estudios acaban por extenderse a todas las ramas del saber y
configuran una visión del mundo inseparable de las nuevas condiciones
socioeconómicas de la época.
Rasgos del
Renacimiento:
- Se destaca la dignidad del hombre, centro del mundo y dueño de su destino, lo cual se opone al teocentrismo e inmovilismo de la sociedad estamental. Estamos ante el típico individualismo burgués.
- Intenso vitalismo que se manifiesta tanto en el arte y en la literatura de este periodo como en el esplendor casi pagano de cortes y palacios, con sus fiestas y lujos. Se canta el amor y los placeres en una sociedad muy secularizada y alejada de la concepción teocéntrica de la Edad Media.
- Optimismo: es una época esencialmente optimista en la que se piensa que el hombre es la medida de todas las cosas y que es capaz de dominar el universo con sus conocimientos.
- Racionalismo: será un rasgo dominante de la época. La confianza en el poder de la razón explica el nacimiento de una idea bien fecunda desde entonces: la idea de progreso. Según ella, la economía y el mundo material pueden avanzar de forma indefinida y también el hombre en el terreno moral puede alcanzar cotas de humanidad desconocidas. Se considera que el saber puede hacer mejor al hombre.
- Neoplatonismo: según las ideas neoplatónicas, la realidad material no es sino una manifestación del orden espiritual superior, armónico y perfecto, que el hombre puede alcanzar por el conocimiento, el amor, la contemplación de la belleza natural, etc.
- Afán de reformas: la insatisfacción intelectual humanista lleva a proponer profundas reformas, propugnar utopías y, en algunos casos, al escepticismo y al desengaño. El deseo de renovación religiosa culminará pronto en el Cisma de Occidente que supondrá la fragmentación de la iglesia cristiana por el auge de la reforma protestante promovida por Martin Lutero que propugna como ideal la pureza evangélica, la religiosidad individual basada en el libre examen y la lectura personal de los libros sagrados. Ante estas propuestas de renovación religiosa, la Iglesia católica convocó el Concilio de Trento. En él se definieron los dogmas católicos esenciales en un intento de hacer frente al protestantismo. Esta reacción dará lugar a un movimiento religioso y político llamado Contrarreforma, en el que desempeñó un papel importantísimo España.
- Se produce una revalorización del latín, al mismo tiempo que se promociona el uso de las lenguas vulgares: por una parte, se intenta llegar al máximo número de lectores y por otra, la cultura se va convirtiendo en un coto cerrado para los entendidos, los humanistas, y el latín es el idioma apropiado para entenderse entre ellos por encima de las fronteras, pero también el muro de contención adecuado para impedir el acceso a intrusos.
- El Renacimiento es un periodo de gran auge artístico y cultural. Es la época de científicos como Copérnico o Kepler, de artistas como Rafael, Miguel Ángel, Fray Angélico, Piero della Francesca, Botticelli; arquitectos como Brunelleschi o Bramante; músicos como Palestrina, Tomás Luis de Victoria o escritores como Shakespeare, Marlowe, Rabelais, Ronsard, Montaigne, Sá de Miranda, Camoens, además de la impresionante nómina de escritores españoles.
La
España en el siglo XVI.
En
el siglo XVI España impone su hegemonía en Europa. Políticamente, se crea el
gran imperio español, con Carlos I y
Felipe II. Los grandes descubrimientos
y la victoria de Lepanto son dos símbolos del esplendor y la plenitud política.
La economía pasa de un periodo de gran prosperidad a una fuerte crisis que
llevó a la bancarrota del estado en varias ocasiones. Esto generará una grave
crisis social.
Tras
una época de aperturismo cultural, en la primera mitad del siglo, se pasa a la
cerrazón y censura en el reinado de
Felipe II, para evitar el contagio de las ideas protestantes. Es un periodo de
gran poder de la Inquisición y en el que se sigue el espíritu de la Contrarreforma.
Socialmente,
la nobleza sigue teniendo en el siglo XVI una importancia preeminente,
continúan teniendo apreciables privilegios, por lo que hay un gran interés por
conseguir al menos la categoría de hidalgo. En el siglo XVI se acentúan los
valores nobiliarios y se acentúa el desprecio hacia el trabajo manual. Esta
actitud provoca una ola creciente de vagabundos, mendigos y pordioseros. Dentro de la sociedad renacentista española
destacan los conversos, judíos y moriscos obligados a convertirse al
cristianismo para evitar la expulsión. Este grupo social fue siempre visto con
suspicacia por los cristianos viejos y en muchos casos perseguidos por la
Inquisición.
Culturalmente,
el Humanismo español conocerá su época de máximo apogeo en el primer tercio del
siglo XVI. Este pujante humanismo se ve vivificado por la influencia del
erasmismo. La Contrarreforma, a través de la Inquisición, significará la
decadencia de este humanismo español, ya que se prohíbe a los españoles
estudiar en el extranjero y se publica el Índice de Libros prohibidos.
3.3. La literatura española en el Renacimiento.
En la literatura española del siglo XVI se pueden
distinguir dos periodos:
A.-) Primer
Renacimiento o época de Carlos I (1516-1556):
En
esta etapa hay una mayor apertura a Europa y recoge las ideas y corrientes estéticas
de Italia. Es la época de asimilación de la poesía italianizante. Los
escritores más destacados de esta época son Juan Boscán y Garcilaso de
la Vega. Además, contribuyen a la renovación poética autores como Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de Acuña
o Gutierre de Cetina. También es la
aparición del Lazarillo de Tormes, que inaugurará la novela picaresca.
B.-) Segundo
Renacimiento o época de Felipe II (1556-1598):
En
este segundo periodo, España se cierra a Europa en defensa del catolicismo y de
los valores nacionales.
Se
suelen distinguir dos escuelas:
a) Escuela
salmantina o castellana: a la que pertenecerían Fray Luis de León, Francisco de Aldana, Francisco de la Torre o Francisco de Figueroa.
b) Escuela
sevillana o andaluza:
con nombres como Barahona de Soto o Fernando de Herrera. Fernando de
Herrera es el puente entre la lírica más sencilla de Garcilaso y la
complicación de Góngora. Destaca su poesía amorosa, donde expresa su amor
insatisfecho por una dama. Con él culmina la lírica de raíz petrarquista. Toda
su obra está marcada por el intelectualismo y el deseo de perfección.
Es
el momento de la literatura religiosa. Es llamativo el desarrollo en el siglo
XVI de la literatura mística. Los místicos aspiran a comunicarse directamente
con Dios y expresan esa experiencia en prosa o en verso. La mística
(etimológicamente, sabiduría secreta), intenta describir el don
gratuito que Dios concede a algunas almas al fundirse con ellas y llenarlas de
su amor. El proceso místico por el que el alma se funde con Dios atraviesa tres
fases o vías:
- Vía purgativa: por la cual el hombre se libera del pecado mediante la penitencia y la práctica de la virtud.
- Vía iluminativa: mediante la cual el alma se somete a Dios, renuncia a la razón y a la inteligencia humanas y recibe una sabiduría especial que la ilumina. La culminación de la unión mística es el éxtasis, que supone la anulación total de los sentidos y un sentimiento tal de felicidad y gozo que es inefable, no puede expresarse con palabras.
- Vía unitiva: que supone la fusión, la unión mística entre el alma y Dios.
Las figuras más representativas
de la mística española son Teresa de
Jesús (Teresa de Cepeda y Ahumada) y Juan de la Cruz (Juan Yepes Álvarez).
3.4. La poesía renacentista o lírica italianizante.
Características generales de la poesía en el siglo XVI
La poesía que más escucha la población del siglo XVI continúa siendo la lírica tradicional y el romancero, que se transmite a través de los Cancioneros donde convive la poesía popular con la culta.
Temas de la poesía en el siglo XVI.
Tópicos clásicos:
La literatura clásica grecolatina va a proporcionar temas y géneros en la poesía renacentista. Así, reaparecen insistentemente una serie de tópicos clásicos en la lírica renacentista:
Mitología:
Es notable la presencia de la mitología en toda esta poesía. El acervo mitológico proporciona al poeta un considerable conjunto de asuntos y motivos, que son tomados bien directamente de los autores clásicos, bien indirectamente de las mitografías, verdaderos diccionarios universales muy frecuentes en la época.
Amor:
Tema omnipresente de la poesía renacentista es el amor. El amor está ahora influido por la filosofía neoplatónica. Es ahora una virtud del entendimiento, que contribuye a hacer mejores a los hombres. Mediante el amor, el hombre se eleva de lo inmaterial a lo material: superando la sensualidad, que es “pura materia”, la contemplación de la belleza femenina (como de la belleza de la naturaleza o la armonía musical) le permite acceder al conocimiento de la Belleza Absoluta.
Sin embargo, el amor aparece también como fuente de frustración y dolor: el enamorado percibe que le resulta imposible alcanzar el amor o comprueba que éste no es eterno y se puede perder. Por ello la poesía renacentista manifiesta la frustración y la inhibición, el deseo no satisfecho por medio de antítesis que son características de la lírica de este período: fuego/hielo, día/noche, calma/tormenta, paz/guerra…
Esta poesía desarrolla los tópicos del carpe diem, el collige, virgo, rosas…
Poesía de carácter moral.
La poesía de carácter moral crece en importancia a lo largo del siglo. Esta poesía es la que desarrolla los tópicos latinos del beatus ille o del aurea mediocritas. Hay que entenderla en dos sentidos: por un lado como manifestación de la insatisfacción ante una nueva sociedad individualista y urbana y, por otra, como consecuencia de la nueva moral de la Contrarreforma, surgida del Concilio de Trento, que postula un código de conducta más rígido frente al puritanismo protestante.
Formas de la poesía renacentista.
Formalmente, la poesía renacentista es fuertemente innovadora: nuevos versos, nuevas estrofas, nuevos géneros:
GARCILASO DE LA VEGA.
De noble familia, nació en Toledo hacia 1501. Su corta vida se desarrolla durante la primera parte del reinado de Carlos I. Fue defensor de la causa del emperador en todo momento, incluso frente a los comuneros castellanos. Se casó en 1525, pero al año siguiente conoció a Isabel Freyre, una de las damas portuguesas de la emperatriz, de la cual se enamoró. Pero ella se casó en 1529, lo que produjo una grave crisis sentimental a Garcilaso. Isabel murió de sobreparto en 1533. Su amor imposible y el dolor por la muerte de la dama dejaron profunda huella en sus poemas.
En 1532 fue desterrado a una isla del Danubio y después a Nápoles por haber asistido al matrimonio secreto, no autorizado por el emperador, de un sobrino suyo. Su estancia en Italia fue decisiva, pues allí se relacionó con importantes humanistas, leyó y estudió a los autores clásicos y escribió sus mejores versos. Murió en 1536 en Niza, como resultado de una acción militar en Provenza.
Garcilaso ha pasado a la posteridad como prototipo del caballero renacentista, en la línea del modelo propuesto por Castiglione en El cortesano. Armonizaría en su persona el viejo ideal de las armas y de las letras: soldado, cortesano y poeta.
Su obra:
Fue preparada para su edición por su amigo Juan Boscán y publicada en 1543. Es relativamente breve: la Oda a la flor de Gnido, una epístola en verso dirigida a Boscán, dos elegías, tres églogas, cuatro canciones, cuarenta sonetos y algunas muestras de poesía tradicional de cancionero. Esta reducida obra poética contiene, sin embargo, lo esencial en cuanto a géneros, temas, motivos, métrica, lengua, etc., de la poesía posterior.
Los sonetos garcilasianos, tras el fallido intento del Marqués de Santillana, significan la definitiva aclimatación de esta estrofa en la literatura española. Son generalmente de índole amorosa, algunos próximos aún al estilo y tópicos de la lírica de cancionero, otros portadores ya de la nueva sensibilidad renacentista. En esta misma línea pueden considerarse sus canciones.
Las elegías, por su parte, descubren una influencia directa de los clásicos y una actitud estoica ante los sucesos desgraciados, no exenta, sin embargo, de un cierto vitalismo optimista.
Las églogas, junto a algunos sonetos, representan la culminación del talento poético garcilasiano. La égloga es una composición poética bucólica en la que varios pastores dialogan sobre determinados temas, generalmente amorosos. Pese a su numeración, la Égloga II fue la primera que escribió. Es la más extensa y la única de las tres que presenta una acción dramática. La Égloga I es la más conocida. Consta de 421 versos distribuidos en estancias, en los pastores Salicio y Nemoroso muestran su pesar por el desdén de su amada (Salicio) y por la muerte de sus amadas (Nemoroso). La Égloga III es, quizá, la obra más lograda de Garcilaso. Escrita en octavas reales, cuenta que, a orillas del Tajo, cuatro ninfas bordan en sus telas sendas historias de amor y muerte (la historia de Orfeo y Eurídice, la de Apolo y Dafne, la de Venus y Adonis y la de Elisa y Nemoroso). La inclusión de la historia amorosa de Garcilaso (la historia de Elisa (Isabel Freyre) y Nemoroso (Garcilaso) supone una reelaboración artística considerable: la vida se transforma en poesía que, a su vez, se transforma en tema de pintura
Temas.
El amor:
El amor es el tema predominante en la poesía garcilasiana. La concepción del amor de Garcilaso es marcadamente neoplatónica y con evidentes huellas de la tradición petrarquista. Indiferencia de la dama y dolor del amante, oscilación entre esperanza y desesperanza, el secreto (indispensable en el amor cortés), diversos estados de conciencia analizados con agudeza: todo aparece en Garcilaso.
Su poesía transmite una fuerte sensación de sinceridad, que se ha relacionado con el carácter autobiográfico de los poemas de Garcilaso. Sin descartar el contenido biográfico de los textos, debe saberse que era propia de la poesía de la época una cierta “retórica de la sinceridad”, que pretendía que los sentimientos expresados en los versos transparentaran siempre alguna idea de verdad. Probablemente en la poesía de Garcilaso se combinan ambas cosas: sentimientos personales y retórica literaria.
En este sentido, puede advertirse, además, cierta evolución en la poesía de Garcilaso desde sus primeras composiciones, más próximas a la lírica cancioneril y sus tópicos amorosos, hasta sus poemas de madurez impregnados de la nueva sentimentalidad renacentista, más suave y melancólica.
La naturaleza:
Estilo.
La labor poética de Garcilaso se inscribe en un fenómeno más amplio: la creación de un nuevo tipo de poesía, la lírica española de los siglos XVI y XVII en la que se funde la poesía de cancionero con las influencias procedentes de Italia.
La nueva lengua poética se ajusta a los ideales renacentistas de naturalidad y elegancia. Su lenguaje es aparentemente sencillo, fluido y natural. Busca el equilibrio clásico entre la pasión y la contención. Este deseo de armonía se refleja en la frecuente simetría de sus estructuras poéticas: versos bimembres, elementos duplicados o triplicados, paralelismos sintácticos, etc.
El tono de su poesía es dulce, triste y melancólico, como revelan los adjetivos antepuestos, uno de los rasgos más característicos de su estilo: dulces prendas, dulce nido, triste canto, triste y solitario día, cansados años…
A este tono contribuye también la novedosa métrica garcilasiana, con predominio del endecasílabo, frecuentemente asociado al heptasílabo, lo que le proporciona una gran libertad expresiva. Es, asimismo, un verso muy musical por la acertada combinación de acentos y rimas, por sus aliteraciones, hipérbatos, etcétera.
Todo ello es fruto del contexto histórico y literario en que se movió Garcilaso y de los sistemas poéticos que conoció. El primer tercio del siglo XVI es una época de intensa innovación y apertura que Garcilaso vivió en España y en Italia.
FRAY LUIS DE LEÓN
Vida y personalidad:
Nació hacia 1527 en Belmonte (Cuenca) en el seno de una familia de ascendencia judía, y vivió, pues, en el ambiente de sospecha, cautela y ocultación propias de la minoría conversa. Ingresó como fraile en el convento agustino de Salamanca, en cuya universidad estudió teología. Estudió después hebreo en la universidad de Alcalá. Fue catedrático en la Universidad de Salamanca desde 1561. Allí participó en las disputas teológicas entre agustinos y dominicos. Las intrigas acabaron por llevarlo en 1572 a las cárceles inquisitoriales de Valladolid, donde permaneció más de cuatro años y medio. Fue acusado de haber traducido al castellano el Cantar de los Cantares y de haberse pronunciado a favor del texto de la Biblia en hebreo, desautorizando la versión de la Vulgata. Salió absuelto, pero su larga permanencia en prisión ejerció una influencia decisiva sobre su obra. Continuó entonces con sus tareas universitarias y se vio envuelto en nuevas acusaciones. Acabó siendo vicario general de Castilla y provincial de la orden agustina, poco antes de morir en 1591.
De carácter difícil y apasionado, su vida fue turbulenta, lo que explica su deseo íntimo y profundo de apartamiento, recogimiento y serenidad. De ahí su anhelo de paz y de tranquilidad. Palabras insistentemente reiteradas en sus escritos son armonía, concierto, concordia, música apaciguada… El trasfondo filosófico de su pensamiento es una conjunción de platonismo y cristianismo. Las ideas humanas no son más que copias imperfectas de las de Dios y el hombre debe aspirar al conocimiento divino por medio del amor.
Obra.
Sus obras originales en prosa son De los nombres de Cristo y La perfecta casada.
De los nombres de Cristo es un diálogo entre tres personajes que conversan sobre los distintos nombres que da la Biblia a Cristo. Es un tratado teológico escrito en lengua vulgar para su mayor difusión entre los lectores. El texto revela el interés de fray Luis por el lenguaje. Éste representa para él un fenómeno teológico, sus metáforas pueden ser el medio para ascender hacia la verdad divina.
La perfecta casada es un tratado en el que expone su concepto de la esposa ideal.
Obra poética.
Aunque el propio fray Luis preparó una edición de sus poesías, estas no fueron publicadas durante su vida, salvo algunas traducciones. Fue Quevedo quien en 1637 las editó por primera vez, si bien eran ya conocidas, pues circulaban manuscritas. Fray Luis dividió su obra en traducciones de clásicos (las Geórgicas y las Bucólicas de Virgilio y otros autores), traducciones bíblicas (Libro de Job, salmos y el Cantar de los Cantares) y obra original.
Si bien no es segura la datación de los textos, los poemas de fray Luis suelen agruparse en tres periodos:
a) Poemas escritos antes de la prisión (1572): Oda a la vida retirada, La profecía del Tajo. En este primer periodo nos encontramos con un fray Luis moralista dentro de la tradición clásica: deseo de soledad, desprecio de los placeres mundanos…
b) Poemas escritos en prisión (1572-7): Noche serena, En la Ascensión y A la salida de la cárcel. Estos textos dan cabida a contenidos religiosos, así como a las quejas por la injusticia con él cometida.
c) Poemas escritos tras salir de prisión (después de 1577): Odas a Francisco Salinas, a Felipe Ruiz o a Pedro Portocarrero. Estos poemas muestran el espíritu de un escritor más apaciguado, anhelo de armonía e infinitud, nostalgia del paraíso evocado, cierto misticismo intelectual.
Temas.
Con una existencia tan tempestuosa como la de fray Luis y con una sensibilidad tan exquisita como la suya, su poesía podría ser explicada como una catarsis lírica que le permite olvidar sus desgracias y calmar sus tormentos interiores. De ahí los temas predilectos de sus poemas: la naturaleza, la añoranza del campo y de la vida de aldea, su predilección por la noche y por la música.
La mayor parte de los motivos de la poesía de fray Luis tienen su origen en la tradición clásica neoestoica y neoplatónica: el Beatus ille, es decir, la búsqueda de una “descansada vida” y el alejamiento del “mundanal ruïdo”; la contemplación de la noche estrellada; la armonía universal sentida al escuchar las notas musicales; el dominio de las pasiones; la exaltación de la virtud, etcétera.
Estos temas clásicos deben ser entendidos desde la perspectiva cristiana. En fray Luis se aúnan admirablemente el deseo de armonía, paz y serenidad, sentimientos tan ajenos a los habituales en su vida cotidiana. Este anhelo de la vida sencilla lo conduce de modo natural, dentro de un concepto cristiano del mundo, a la añoranza del cielo como suprema liberación. Se suele hablar de la poesía de fray Luis como expresión de la nostalgia del desterrado en la tierra. De ahí su ansia de perfección, su anhelo de unión con la divinidad, un anhelo que lo acerca a la experiencia mística, aunque su poesía celebra un éxtasis intelectual en el que se intuye la armonía universal, pero del que se vuelve a caer en la tierra, vista como dolorosa prisión.
Estilo
La poesía de fray Luis es, lógicamente, deudora de las tradiciones literarias de las que parte: la Antigüedad grecolatina, los textos bíblicos y la poesía renacentista, especialmente la de Garcilaso.
La Antigüedad grecolatina le proporciona la mayor parte de sus temas. Los textos bíblicos aportan abundantes imágenes y motivos diversos. De Garcilaso y la poesía renacentista procede la estrofa favorita del poeta: la lira, cuya combinación de heptasílabos y endecasílabos le permite eficaces combinaciones rítmicas.
Su poesía es de una simplicidad sólo aparente. En ella entreteje muchos elementos tradicionales en un complejo molde de imágenes e ideas. El análisis de los versos revela la depuración de su composición. Su formación lingüística, su actividad como traductor, su pasión por el lenguaje se reflejan lógicamente en la trabajada construcción poética, siempre dentro de la norma renacentista de la elegancia y de la sencillez. Dicha elaboración concienzuda se comprueba en el uso de abundantes figuras retóricas: asíndeton, polisíndeton, hipérboles, hipérbatos, aliteraciones, encabalgamientos, metáforas, personificaciones, etc.
Rasgo peculiar de este autor es que sus poesías estén dirigidas a una segunda persona. Ello explica el carácter conversacional que suelen tener: abundantes enumeraciones, exclamaciones e interrogaciones retóricas, exhortaciones, etcétera.
JUAN YEPES ÁLVAREZ (JUAN DE LA CRUZ)
Nació en Fontiveros (Ávila) en 1542 en un medio social muy humilde. Ingresó en la orden carmelita en 1563. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Salamanca, y allí debió de conocer a fray Luis de León. Su inclinación por la vida austera le hizo unirse a la reforma de la orden carmelita cuando conoció a Teresa de Jesús en 1567. Participa activamente en la reforma del Carmelo, lo que le valió la prisión en Toledo en condiciones humillantes. Sorprendentemente, comienza entonces su labor poética. Escapa en 1578 de la prisión y se refugia en un convento de carmelitas descalzos. Alcanza importantes puestos en la orden y desarrolla gran parte de su incesante actividad en diversos lugares de Andalucía. Al final de su vida sufre nuevos conflictos en la orden y muere en Úbeda en 1591.
Desde muy joven fray Luis se siente inclinado hacia el ascetismo de una vida libre de bienes materiales, en soledad y silencio. La interpretación de la pobreza como camino ascético explica su desapego de la teología escolástica oficial y del saber universitario (pese a sus notorias condiciones intelectuales), y su preferencia por el conocimiento experimental de Dios, en consonancia con el espiritualismo que se extendía por toda Europa.
Su obra
La producción poética de Juan de la Cruz es muy breve y, sin embargo, alcanza con ella un lugar señero en la lírica universal. Compuso tres grandes poemas: Cántico espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva. Además escribió otra veintena de poemas, más breves, de desigual valor.
Escribió un comentario en prosa de cada una de sus obras en verso para explicar el sentido de los textos verso a verso y casi palabra a palabra.
El Cántico espiritual fue probablemente compuesto hacia 1577 y reelaborado después de forma constante. El poema consta de cuarenta liras que siguen muy de cerca el Cantar de los Cantares bíblico. Es un diálogo entre la Amada y el Amado, al que aquella ha buscado por valles y montañas hasta encontrarlo.
La Noche oscura (1584) consta de ocho liras en las que la Amada, tras salir disfrazada de su casa por la noche, se une plenamente al Amado.
La Llama de amor viva (1584) expone en cuatro estrofas aliradas de seis versos no ya la búsqueda de y unión con el Amado, sino las sensaciones amorosas que expresa la Amada en la unión misma.
Los poemas menores (romances, canciones, glosas) desarrollan motivos muy similares. Su valor es inferior al de los tres grandes poemas, aunque hay algunos de notable calidad como “Un pastorcico solo está penado…” o “Tras de un amoroso lance…”
Temas.
La mayor parte de los motivos de la poesía de san Juan tiene su origen en una extensa tradición doctrinal y literaria.
La filosofía neoplatónica y la literatura religiosa y mística de la Edad Media y el Renacimiento lo surten de abundantes temas: el amor que saca de sí al enamorado y lo transporta a la unión inefable, la luz como representación de la divinidad, la imagen del centro inmóvil, etc. La poesía bíblica del Cantar de los Cantares y la poesía tradicional le proporcionan otros motivos como, por ejemplo, el bien conocido de la caza de amor.
Juan de la Cruz reformula todos estos motivos, alterándolos a su conveniencia en una prodigiosa labor de creación poética. Y es que si, en sentido estricto, y sin salir de los textos poéticos mismos, estos pueden entenderse perfectamente como poemas amorosos dentro de su contexto poético, pero tal como su autor intentó explicar en sus comentarios, estos textos van más allá del obvio contenido erótico e intenta expresar un contenido espiritual trascendente. Intenta comunicar la inefable unión mística y para ello el único término de comparación es el del amor humano. En realidad, esta es una idea habitual desde muy antiguo, y aparece en el Cantar de los Cantares, en el neoplatonismo y a lo largo de la Edad Media.
La obra de san Juan fue vista con suspicacia desde el principio y de diversos modos se la intentaba integrar dentro de los límites de la teología positiva escolástica. Frente a la teología positiva escolástica, Juan de la Cruz se muestra influido por la tradición de la teología negativa, que concibe la fe como tiniebla, como oscuridad que genera luz. Ello nos da la clave del símbolo de la “noche oscura”, central en su poesía: símbolo de una fe en la que no se puede decir nada de Dios, una “fe” como itinerario a través de la “experiencia”, hacia lo incognoscible. En la tradición de la teología negativa el modo de conocimiento no es racional, sino intuitivo.
La pérdida de lucidez y conciencia por parte de la amada en su búsqueda del Amado y la ausencia de proceso racional de conocimiento es evidente en el Cántico espiritual y en la Noche oscura del alma, pero en la Llama de amor vida y en algunos otros poemas la aniquilación de la voluntad y el abandono de la razón es más claro, reflejándose en ellos el momento de absoluta irracionalidad en el que se conoce intuitivamente.
Esta capacidad poética y este grado de profundidad y espiritualización del reformador carmelita son verdaderamente significativos en una época, la de Felipe II, en la que la riqueza y diversidad intelectual y espiritual de las décadas anteriores está siendo sustituida por la ideología totalizante de la Contrarreforma.
Estilo.
La poesía de san Juan sigue la métrica de la poesía de su tiempo: la lira garcilasiana para sus grandes poemas, los romances y canciones tradicionales en la mayoría de sus poemas menores. Desemboca en sus textos toda una historia de la poesía lírica en Occidente, desde la poesía trovadoresca hasta la literatura del amor cortés. Esta codificación pasa a través de sucesivas reelaboraciones en el petrarquismo como búsqueda de una definición laica del yo amante y acaba en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno, momento crucial de la creación de una nueva lengua poética en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno. Desde aquí partiría la recreación poética de san Juan, reformulando ese yo lírico en la figura y la voz de una mujer que busca y encuentra a su amado.
Tres son los influjos principales de la poesía de san Juan:
a) La tradición de la poesía culta italianizante: desde la utilización del endecasílabo o de la lira al ambiente o uso de determinadas imágenes. Esta influencia procede concretamente de dos autores: Garcilaso y su versificador a lo divino Sebastián de Córdoba.
b) La tradición castellana de la poesía popular y de los cancioneros: de ella toma temas, vocabulario, formas, motivos y estribillos.
c) La tradición de la poesía bíblica del Cantar de los Cantares.
Estilísticamente, son, en fin, características de la poesía de san Juan el predominio del sustantivo y la escasez del verbo y del adjetivo. Este último se utiliza en sorprendente contraste con el uso que hace Garcilaso: san Juan, que emplea pocos adjetivos, suele acumularlos detrás del sustantivo. En cuanto al léxico, su poesía es deudora de sus fuentes y en ella conviven los vocablos de origen popular, los de origen bíblico y los de raíz latinizante.
En el desarrollo del teatro español conducirá al modelo teatral establecido por Lope de Vega y continuado por muchos otros en el XVII, tendrá notable importancia la actividad teatral de ciudades como Sevilla donde destaca Juan de la Cueva, quien llevó al teatro asuntos nacionales o Valencia, ciudad en la que trabajaron Timoneda, Virués, Rey de Artieda, Tárrega, Gaspar de Aguilar… quienes mantienen intensos contactos con Italia e introducen en sus obras muchos elementos que aprovechará fecundamente Lope de Vega.
ORTOGRAFÍA:
4. Uso de r y rr.
Retrato de Teresa de Jesús (Teresa de Cepeda y Ahumada) , obra de Rubens. |
3.4. La poesía renacentista o lírica italianizante.
Características generales de la poesía en el siglo XVI
La poesía que más escucha la población del siglo XVI continúa siendo la lírica tradicional y el romancero, que se transmite a través de los Cancioneros donde convive la poesía popular con la culta.
Desde
fines de los años 20 y hasta la mitad del siglo, se produce la aclimatación de
las nuevas formas y contenidos procedentes de Italia. Fecha clave será la de
1543, año en que se publican póstumamente las obras de Juan Boscán y Garcilaso de
la Vega, pioneros en la defensa de la poesía renacentista italianizante. La
rápida difusión de sus obras, especialmente las de Garcilaso, contribuirá de
modo decisivo al triunfo de la nueva poesía. Ésta introduce nuevos géneros,
motivos, temas, versos y estrofas, además de una sensibilidad poética diferente.
Portada de Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega repartidas en cuatro libros, Barcelona, Carlos Amorós, 1543 |
Temas de la poesía en el siglo XVI.
Tópicos clásicos:
La literatura clásica grecolatina va a proporcionar temas y géneros en la poesía renacentista. Así, reaparecen insistentemente una serie de tópicos clásicos en la lírica renacentista:
- Carpe diem (‘Goza del día de hoy’): llamada a aprovechar el momento, pues la vida es breve y la fortuna variable y no se sabe qué puede ocurrir mañana.
- Collige, virgo, rosam (‘Recoge, doncella, las rosas’): exhortación a una joven para que ame antes de que el tiempo marchite su belleza.
- Aurea mediocritas (‘La feliz mediocridad’): alabanza de la vida moderada, alejada de grandes ambiciones y pasiones que sólo acarrearían preocupaciones e infelicidad.
- Beatus ille (‘Feliz aquel’): añoranza de la vida apartada del fragor mundano, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para encontrar la paz y la armonía. A este estaría muy próximo otro tópico renacentista conocido como menosprecio de corte y alabanza de aldea, en el que por iguales motivos se pondera la vida en el campo en detrimento de la ajetreada y conflictiva vida cortesana.
Mitología:
Es notable la presencia de la mitología en toda esta poesía. El acervo mitológico proporciona al poeta un considerable conjunto de asuntos y motivos, que son tomados bien directamente de los autores clásicos, bien indirectamente de las mitografías, verdaderos diccionarios universales muy frecuentes en la época.
Amor:
Tema omnipresente de la poesía renacentista es el amor. El amor está ahora influido por la filosofía neoplatónica. Es ahora una virtud del entendimiento, que contribuye a hacer mejores a los hombres. Mediante el amor, el hombre se eleva de lo inmaterial a lo material: superando la sensualidad, que es “pura materia”, la contemplación de la belleza femenina (como de la belleza de la naturaleza o la armonía musical) le permite acceder al conocimiento de la Belleza Absoluta.
Sin embargo, el amor aparece también como fuente de frustración y dolor: el enamorado percibe que le resulta imposible alcanzar el amor o comprueba que éste no es eterno y se puede perder. Por ello la poesía renacentista manifiesta la frustración y la inhibición, el deseo no satisfecho por medio de antítesis que son características de la lírica de este período: fuego/hielo, día/noche, calma/tormenta, paz/guerra…
Esta poesía desarrolla los tópicos del carpe diem, el collige, virgo, rosas…
Poesía de carácter moral.
La poesía de carácter moral crece en importancia a lo largo del siglo. Esta poesía es la que desarrolla los tópicos latinos del beatus ille o del aurea mediocritas. Hay que entenderla en dos sentidos: por un lado como manifestación de la insatisfacción ante una nueva sociedad individualista y urbana y, por otra, como consecuencia de la nueva moral de la Contrarreforma, surgida del Concilio de Trento, que postula un código de conducta más rígido frente al puritanismo protestante.
Formas de la poesía renacentista.
Formalmente, la poesía renacentista es fuertemente innovadora: nuevos versos, nuevas estrofas, nuevos géneros:
- Innovaciones métricas: el verso predilecto es el endecasílabo, con el que alterna frecuentemente el heptasílabo. Las estrofas más frecuentes son el soneto, la canción, la lira, los tercetos encadenados, la silva, la octava real, etc. De todas las estrofas destaca especialmente el soneto. Esta estrofa, surgida en el siglo XIII en Sicilia, tuvo un gran desarrollo en la lírica italiana, desde Dante y Petrarca a los poetas renacentistas, y fue adaptada al castellano con éxito por Garcilaso. Durante los siglos XVI y XVII se escribieron y publicaron miles de sonetos de muy diversos tipos y temas.
- Innovaciones en los géneros: se recuperan muchos de la tradición grecolatina: églogas, odas, epístolas, elegías, sátiras…
En
general, las dos líneas poéticas de la época, la amorosa y la moral, se
diferencian también por la forma de expresión elegida. La lírica amorosa se
expresa en canciones, sonetos, madrigales o sextinas; la de temática moral
prefiere géneros como la epístola o la oda y estrofas como el terceto
encadenado, la silva y la lira, además del soneto.
GARCILASO DE LA VEGA.
De noble familia, nació en Toledo hacia 1501. Su corta vida se desarrolla durante la primera parte del reinado de Carlos I. Fue defensor de la causa del emperador en todo momento, incluso frente a los comuneros castellanos. Se casó en 1525, pero al año siguiente conoció a Isabel Freyre, una de las damas portuguesas de la emperatriz, de la cual se enamoró. Pero ella se casó en 1529, lo que produjo una grave crisis sentimental a Garcilaso. Isabel murió de sobreparto en 1533. Su amor imposible y el dolor por la muerte de la dama dejaron profunda huella en sus poemas.
En 1532 fue desterrado a una isla del Danubio y después a Nápoles por haber asistido al matrimonio secreto, no autorizado por el emperador, de un sobrino suyo. Su estancia en Italia fue decisiva, pues allí se relacionó con importantes humanistas, leyó y estudió a los autores clásicos y escribió sus mejores versos. Murió en 1536 en Niza, como resultado de una acción militar en Provenza.
Garcilaso ha pasado a la posteridad como prototipo del caballero renacentista, en la línea del modelo propuesto por Castiglione en El cortesano. Armonizaría en su persona el viejo ideal de las armas y de las letras: soldado, cortesano y poeta.
Su obra:
Fue preparada para su edición por su amigo Juan Boscán y publicada en 1543. Es relativamente breve: la Oda a la flor de Gnido, una epístola en verso dirigida a Boscán, dos elegías, tres églogas, cuatro canciones, cuarenta sonetos y algunas muestras de poesía tradicional de cancionero. Esta reducida obra poética contiene, sin embargo, lo esencial en cuanto a géneros, temas, motivos, métrica, lengua, etc., de la poesía posterior.
Los sonetos garcilasianos, tras el fallido intento del Marqués de Santillana, significan la definitiva aclimatación de esta estrofa en la literatura española. Son generalmente de índole amorosa, algunos próximos aún al estilo y tópicos de la lírica de cancionero, otros portadores ya de la nueva sensibilidad renacentista. En esta misma línea pueden considerarse sus canciones.
Las elegías, por su parte, descubren una influencia directa de los clásicos y una actitud estoica ante los sucesos desgraciados, no exenta, sin embargo, de un cierto vitalismo optimista.
Las églogas, junto a algunos sonetos, representan la culminación del talento poético garcilasiano. La égloga es una composición poética bucólica en la que varios pastores dialogan sobre determinados temas, generalmente amorosos. Pese a su numeración, la Égloga II fue la primera que escribió. Es la más extensa y la única de las tres que presenta una acción dramática. La Égloga I es la más conocida. Consta de 421 versos distribuidos en estancias, en los pastores Salicio y Nemoroso muestran su pesar por el desdén de su amada (Salicio) y por la muerte de sus amadas (Nemoroso). La Égloga III es, quizá, la obra más lograda de Garcilaso. Escrita en octavas reales, cuenta que, a orillas del Tajo, cuatro ninfas bordan en sus telas sendas historias de amor y muerte (la historia de Orfeo y Eurídice, la de Apolo y Dafne, la de Venus y Adonis y la de Elisa y Nemoroso). La inclusión de la historia amorosa de Garcilaso (la historia de Elisa (Isabel Freyre) y Nemoroso (Garcilaso) supone una reelaboración artística considerable: la vida se transforma en poesía que, a su vez, se transforma en tema de pintura
Temas.
El amor:
El amor es el tema predominante en la poesía garcilasiana. La concepción del amor de Garcilaso es marcadamente neoplatónica y con evidentes huellas de la tradición petrarquista. Indiferencia de la dama y dolor del amante, oscilación entre esperanza y desesperanza, el secreto (indispensable en el amor cortés), diversos estados de conciencia analizados con agudeza: todo aparece en Garcilaso.
Su poesía transmite una fuerte sensación de sinceridad, que se ha relacionado con el carácter autobiográfico de los poemas de Garcilaso. Sin descartar el contenido biográfico de los textos, debe saberse que era propia de la poesía de la época una cierta “retórica de la sinceridad”, que pretendía que los sentimientos expresados en los versos transparentaran siempre alguna idea de verdad. Probablemente en la poesía de Garcilaso se combinan ambas cosas: sentimientos personales y retórica literaria.
En este sentido, puede advertirse, además, cierta evolución en la poesía de Garcilaso desde sus primeras composiciones, más próximas a la lírica cancioneril y sus tópicos amorosos, hasta sus poemas de madurez impregnados de la nueva sentimentalidad renacentista, más suave y melancólica.
La naturaleza:
El
otro gran tema de la poesía de Garcilaso es la presencia de la naturaleza, como
entorno estilizado en el que los personajes se quejan de sus cuitas amorosas y
como confidente que escucha y consuela a los pastores en sus quejas. El elogio de la naturaleza primitiva y
rústica tiene su antecedente directo en la égloga clásica de Virgilio. La
utopía pastoril tiene un innegable carácter idealista y en ella las relaciones
humanas y económicas se atienen a los modelos que la inmutable naturaleza ha
establecido.
Estilo.
La labor poética de Garcilaso se inscribe en un fenómeno más amplio: la creación de un nuevo tipo de poesía, la lírica española de los siglos XVI y XVII en la que se funde la poesía de cancionero con las influencias procedentes de Italia.
La nueva lengua poética se ajusta a los ideales renacentistas de naturalidad y elegancia. Su lenguaje es aparentemente sencillo, fluido y natural. Busca el equilibrio clásico entre la pasión y la contención. Este deseo de armonía se refleja en la frecuente simetría de sus estructuras poéticas: versos bimembres, elementos duplicados o triplicados, paralelismos sintácticos, etc.
El tono de su poesía es dulce, triste y melancólico, como revelan los adjetivos antepuestos, uno de los rasgos más característicos de su estilo: dulces prendas, dulce nido, triste canto, triste y solitario día, cansados años…
A este tono contribuye también la novedosa métrica garcilasiana, con predominio del endecasílabo, frecuentemente asociado al heptasílabo, lo que le proporciona una gran libertad expresiva. Es, asimismo, un verso muy musical por la acertada combinación de acentos y rimas, por sus aliteraciones, hipérbatos, etcétera.
Todo ello es fruto del contexto histórico y literario en que se movió Garcilaso y de los sistemas poéticos que conoció. El primer tercio del siglo XVI es una época de intensa innovación y apertura que Garcilaso vivió en España y en Italia.
FRAY LUIS DE LEÓN
Fray Luis de León, descrito y dibujado hacia 1599 por Francisco Pacheco (1564-1644) en su Libro de descripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones. |
Vida y personalidad:
Nació hacia 1527 en Belmonte (Cuenca) en el seno de una familia de ascendencia judía, y vivió, pues, en el ambiente de sospecha, cautela y ocultación propias de la minoría conversa. Ingresó como fraile en el convento agustino de Salamanca, en cuya universidad estudió teología. Estudió después hebreo en la universidad de Alcalá. Fue catedrático en la Universidad de Salamanca desde 1561. Allí participó en las disputas teológicas entre agustinos y dominicos. Las intrigas acabaron por llevarlo en 1572 a las cárceles inquisitoriales de Valladolid, donde permaneció más de cuatro años y medio. Fue acusado de haber traducido al castellano el Cantar de los Cantares y de haberse pronunciado a favor del texto de la Biblia en hebreo, desautorizando la versión de la Vulgata. Salió absuelto, pero su larga permanencia en prisión ejerció una influencia decisiva sobre su obra. Continuó entonces con sus tareas universitarias y se vio envuelto en nuevas acusaciones. Acabó siendo vicario general de Castilla y provincial de la orden agustina, poco antes de morir en 1591.
De carácter difícil y apasionado, su vida fue turbulenta, lo que explica su deseo íntimo y profundo de apartamiento, recogimiento y serenidad. De ahí su anhelo de paz y de tranquilidad. Palabras insistentemente reiteradas en sus escritos son armonía, concierto, concordia, música apaciguada… El trasfondo filosófico de su pensamiento es una conjunción de platonismo y cristianismo. Las ideas humanas no son más que copias imperfectas de las de Dios y el hombre debe aspirar al conocimiento divino por medio del amor.
Obra.
Obra
en prosa:
Aparte
de algunos comentarios en latín, fray Luis escribió cuatro importantes obras en
castellano. Sus traducciones y comentarios Cantar de los Cantares y Exposición
del Libro de Job permanecieron inéditos hasta el siglo XVIII.
Sus obras originales en prosa son De los nombres de Cristo y La perfecta casada.
De los nombres de Cristo es un diálogo entre tres personajes que conversan sobre los distintos nombres que da la Biblia a Cristo. Es un tratado teológico escrito en lengua vulgar para su mayor difusión entre los lectores. El texto revela el interés de fray Luis por el lenguaje. Éste representa para él un fenómeno teológico, sus metáforas pueden ser el medio para ascender hacia la verdad divina.
La perfecta casada es un tratado en el que expone su concepto de la esposa ideal.
Obra poética.
Aunque el propio fray Luis preparó una edición de sus poesías, estas no fueron publicadas durante su vida, salvo algunas traducciones. Fue Quevedo quien en 1637 las editó por primera vez, si bien eran ya conocidas, pues circulaban manuscritas. Fray Luis dividió su obra en traducciones de clásicos (las Geórgicas y las Bucólicas de Virgilio y otros autores), traducciones bíblicas (Libro de Job, salmos y el Cantar de los Cantares) y obra original.
La
obra poética original de fray Luis es bastante breve: menos de cuarenta poemas.
Aparte de unos pocos sonetos juveniles dentro de la tradición petrarquista, la
mayoría de sus poemas pertenece al género clásico de la oda.
Si bien no es segura la datación de los textos, los poemas de fray Luis suelen agruparse en tres periodos:
a) Poemas escritos antes de la prisión (1572): Oda a la vida retirada, La profecía del Tajo. En este primer periodo nos encontramos con un fray Luis moralista dentro de la tradición clásica: deseo de soledad, desprecio de los placeres mundanos…
b) Poemas escritos en prisión (1572-7): Noche serena, En la Ascensión y A la salida de la cárcel. Estos textos dan cabida a contenidos religiosos, así como a las quejas por la injusticia con él cometida.
c) Poemas escritos tras salir de prisión (después de 1577): Odas a Francisco Salinas, a Felipe Ruiz o a Pedro Portocarrero. Estos poemas muestran el espíritu de un escritor más apaciguado, anhelo de armonía e infinitud, nostalgia del paraíso evocado, cierto misticismo intelectual.
Temas.
Con una existencia tan tempestuosa como la de fray Luis y con una sensibilidad tan exquisita como la suya, su poesía podría ser explicada como una catarsis lírica que le permite olvidar sus desgracias y calmar sus tormentos interiores. De ahí los temas predilectos de sus poemas: la naturaleza, la añoranza del campo y de la vida de aldea, su predilección por la noche y por la música.
La mayor parte de los motivos de la poesía de fray Luis tienen su origen en la tradición clásica neoestoica y neoplatónica: el Beatus ille, es decir, la búsqueda de una “descansada vida” y el alejamiento del “mundanal ruïdo”; la contemplación de la noche estrellada; la armonía universal sentida al escuchar las notas musicales; el dominio de las pasiones; la exaltación de la virtud, etcétera.
Estos temas clásicos deben ser entendidos desde la perspectiva cristiana. En fray Luis se aúnan admirablemente el deseo de armonía, paz y serenidad, sentimientos tan ajenos a los habituales en su vida cotidiana. Este anhelo de la vida sencilla lo conduce de modo natural, dentro de un concepto cristiano del mundo, a la añoranza del cielo como suprema liberación. Se suele hablar de la poesía de fray Luis como expresión de la nostalgia del desterrado en la tierra. De ahí su ansia de perfección, su anhelo de unión con la divinidad, un anhelo que lo acerca a la experiencia mística, aunque su poesía celebra un éxtasis intelectual en el que se intuye la armonía universal, pero del que se vuelve a caer en la tierra, vista como dolorosa prisión.
Estilo
La poesía de fray Luis es, lógicamente, deudora de las tradiciones literarias de las que parte: la Antigüedad grecolatina, los textos bíblicos y la poesía renacentista, especialmente la de Garcilaso.
La Antigüedad grecolatina le proporciona la mayor parte de sus temas. Los textos bíblicos aportan abundantes imágenes y motivos diversos. De Garcilaso y la poesía renacentista procede la estrofa favorita del poeta: la lira, cuya combinación de heptasílabos y endecasílabos le permite eficaces combinaciones rítmicas.
Su poesía es de una simplicidad sólo aparente. En ella entreteje muchos elementos tradicionales en un complejo molde de imágenes e ideas. El análisis de los versos revela la depuración de su composición. Su formación lingüística, su actividad como traductor, su pasión por el lenguaje se reflejan lógicamente en la trabajada construcción poética, siempre dentro de la norma renacentista de la elegancia y de la sencillez. Dicha elaboración concienzuda se comprueba en el uso de abundantes figuras retóricas: asíndeton, polisíndeton, hipérboles, hipérbatos, aliteraciones, encabalgamientos, metáforas, personificaciones, etc.
Rasgo peculiar de este autor es que sus poesías estén dirigidas a una segunda persona. Ello explica el carácter conversacional que suelen tener: abundantes enumeraciones, exclamaciones e interrogaciones retóricas, exhortaciones, etcétera.
JUAN YEPES ÁLVAREZ (JUAN DE LA CRUZ)
Nació en Fontiveros (Ávila) en 1542 en un medio social muy humilde. Ingresó en la orden carmelita en 1563. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Salamanca, y allí debió de conocer a fray Luis de León. Su inclinación por la vida austera le hizo unirse a la reforma de la orden carmelita cuando conoció a Teresa de Jesús en 1567. Participa activamente en la reforma del Carmelo, lo que le valió la prisión en Toledo en condiciones humillantes. Sorprendentemente, comienza entonces su labor poética. Escapa en 1578 de la prisión y se refugia en un convento de carmelitas descalzos. Alcanza importantes puestos en la orden y desarrolla gran parte de su incesante actividad en diversos lugares de Andalucía. Al final de su vida sufre nuevos conflictos en la orden y muere en Úbeda en 1591.
Desde muy joven fray Luis se siente inclinado hacia el ascetismo de una vida libre de bienes materiales, en soledad y silencio. La interpretación de la pobreza como camino ascético explica su desapego de la teología escolástica oficial y del saber universitario (pese a sus notorias condiciones intelectuales), y su preferencia por el conocimiento experimental de Dios, en consonancia con el espiritualismo que se extendía por toda Europa.
Su obra
La producción poética de Juan de la Cruz es muy breve y, sin embargo, alcanza con ella un lugar señero en la lírica universal. Compuso tres grandes poemas: Cántico espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva. Además escribió otra veintena de poemas, más breves, de desigual valor.
Escribió un comentario en prosa de cada una de sus obras en verso para explicar el sentido de los textos verso a verso y casi palabra a palabra.
El Cántico espiritual fue probablemente compuesto hacia 1577 y reelaborado después de forma constante. El poema consta de cuarenta liras que siguen muy de cerca el Cantar de los Cantares bíblico. Es un diálogo entre la Amada y el Amado, al que aquella ha buscado por valles y montañas hasta encontrarlo.
La Noche oscura (1584) consta de ocho liras en las que la Amada, tras salir disfrazada de su casa por la noche, se une plenamente al Amado.
La Llama de amor viva (1584) expone en cuatro estrofas aliradas de seis versos no ya la búsqueda de y unión con el Amado, sino las sensaciones amorosas que expresa la Amada en la unión misma.
Los poemas menores (romances, canciones, glosas) desarrollan motivos muy similares. Su valor es inferior al de los tres grandes poemas, aunque hay algunos de notable calidad como “Un pastorcico solo está penado…” o “Tras de un amoroso lance…”
Temas.
La mayor parte de los motivos de la poesía de san Juan tiene su origen en una extensa tradición doctrinal y literaria.
La filosofía neoplatónica y la literatura religiosa y mística de la Edad Media y el Renacimiento lo surten de abundantes temas: el amor que saca de sí al enamorado y lo transporta a la unión inefable, la luz como representación de la divinidad, la imagen del centro inmóvil, etc. La poesía bíblica del Cantar de los Cantares y la poesía tradicional le proporcionan otros motivos como, por ejemplo, el bien conocido de la caza de amor.
Juan de la Cruz reformula todos estos motivos, alterándolos a su conveniencia en una prodigiosa labor de creación poética. Y es que si, en sentido estricto, y sin salir de los textos poéticos mismos, estos pueden entenderse perfectamente como poemas amorosos dentro de su contexto poético, pero tal como su autor intentó explicar en sus comentarios, estos textos van más allá del obvio contenido erótico e intenta expresar un contenido espiritual trascendente. Intenta comunicar la inefable unión mística y para ello el único término de comparación es el del amor humano. En realidad, esta es una idea habitual desde muy antiguo, y aparece en el Cantar de los Cantares, en el neoplatonismo y a lo largo de la Edad Media.
La obra de san Juan fue vista con suspicacia desde el principio y de diversos modos se la intentaba integrar dentro de los límites de la teología positiva escolástica. Frente a la teología positiva escolástica, Juan de la Cruz se muestra influido por la tradición de la teología negativa, que concibe la fe como tiniebla, como oscuridad que genera luz. Ello nos da la clave del símbolo de la “noche oscura”, central en su poesía: símbolo de una fe en la que no se puede decir nada de Dios, una “fe” como itinerario a través de la “experiencia”, hacia lo incognoscible. En la tradición de la teología negativa el modo de conocimiento no es racional, sino intuitivo.
La pérdida de lucidez y conciencia por parte de la amada en su búsqueda del Amado y la ausencia de proceso racional de conocimiento es evidente en el Cántico espiritual y en la Noche oscura del alma, pero en la Llama de amor vida y en algunos otros poemas la aniquilación de la voluntad y el abandono de la razón es más claro, reflejándose en ellos el momento de absoluta irracionalidad en el que se conoce intuitivamente.
Esta capacidad poética y este grado de profundidad y espiritualización del reformador carmelita son verdaderamente significativos en una época, la de Felipe II, en la que la riqueza y diversidad intelectual y espiritual de las décadas anteriores está siendo sustituida por la ideología totalizante de la Contrarreforma.
Estilo.
La poesía de san Juan sigue la métrica de la poesía de su tiempo: la lira garcilasiana para sus grandes poemas, los romances y canciones tradicionales en la mayoría de sus poemas menores. Desemboca en sus textos toda una historia de la poesía lírica en Occidente, desde la poesía trovadoresca hasta la literatura del amor cortés. Esta codificación pasa a través de sucesivas reelaboraciones en el petrarquismo como búsqueda de una definición laica del yo amante y acaba en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno, momento crucial de la creación de una nueva lengua poética en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno. Desde aquí partiría la recreación poética de san Juan, reformulando ese yo lírico en la figura y la voz de una mujer que busca y encuentra a su amado.
Tres son los influjos principales de la poesía de san Juan:
a) La tradición de la poesía culta italianizante: desde la utilización del endecasílabo o de la lira al ambiente o uso de determinadas imágenes. Esta influencia procede concretamente de dos autores: Garcilaso y su versificador a lo divino Sebastián de Córdoba.
b) La tradición castellana de la poesía popular y de los cancioneros: de ella toma temas, vocabulario, formas, motivos y estribillos.
c) La tradición de la poesía bíblica del Cantar de los Cantares.
San
Juan se sirve de estas tradiciones para componer una poesía simbolista casi ya
en sentido moderno.
Estilísticamente, son, en fin, características de la poesía de san Juan el predominio del sustantivo y la escasez del verbo y del adjetivo. Este último se utiliza en sorprendente contraste con el uso que hace Garcilaso: san Juan, que emplea pocos adjetivos, suele acumularlos detrás del sustantivo. En cuanto al léxico, su poesía es deudora de sus fuentes y en ella conviven los vocablos de origen popular, los de origen bíblico y los de raíz latinizante.
3.5. El teatro renacentista.
El desarrollo
del género teatral castellano manifiesta un notable vigor durante el siglo XVI.
Desde finales del siglo XV los textos dramáticos conservados aumentan
notablemente y en la primera mitad del XVI autores como Juan del Encina componen obras significativas. Discípulos de Juan
del Encina fue Lucas Fernández,
autor de dramas todavía muy próximos al teatro medieval, como es el caso de su Auto
de la Pasión.
Pero otros
autores muestran ya el camino hacia un
teatro más elaborado. Entre ellos destacan Gil
Vicente, Bartolomé de Torres Naharro y Lope de Rueda.
Gil
Vicente
es un escritor portugués que, además de en su lengua nativa, escribió también
en castellano. En su producción alternan las obras de índole religiosa (Trilogía
de las Barcas, Auto de la Sibila Casandra) con las de tipo profano (Don
Duardos).
Destaca en su obra la sátira antieclesiástica, la incorporación de elementos folclóricos y su notable sensibilidad lírica en los poemas y canciones que incluye en sus dramas.
Destaca en su obra la sátira antieclesiástica, la incorporación de elementos folclóricos y su notable sensibilidad lírica en los poemas y canciones que incluye en sus dramas.
Bartolomé
de Torres Naharro
dividió sus propias obras en comedias a noticia, de carácter realista (Soldadesca
y Tinellaria)
y comedias a fantasía, de carácter más imaginativo (Serafina e Himenea).
Son rasgos de su teatro la variedad de tipos y clases sociales, su dominio del
diálogo y de las técnicas dramáticas, su jovial vitalismo y su
anticlericalismo.
En la segunda
mitad del siglo XVI se produce la consolidación del fenómeno teatral y la
desaparición de los contenidos satíricos por la censura de la Inquisición.
En esta etapa
conviven muestras de teatro religioso
medieval, como demuestra el Códice de autos viejos (colección de
casi un centenar de piezas dramáticas, anónimas en su mayoría, de temas
generalmente religiosos y alegóricos) con las obras de carácter religioso y profano que hemos visto antes.
Además, poco a poco, se desarrolla un teatro
de carácter popular representado por pueblos y ciudades o puesto en escena
en corrales de comedias que van surgiendo en las ciudades más importantes a
partir de 1570 y que serán el centro de la destacadísima actividad teatral del
siglo XVII. No puede olvidarse, además, la existencia de un teatro que toma
como modelo el teatro clásico
grecolatino, especialmente fomentado en universidades y colegios.
Dentro de este
rico magma dramático del siglo XVI, en gran parte desconocido por la pérdida de
textos, tendrá notable importancia la aclimatación al castellano de la comedia
italiana que influirá notablemente en
Lope de Rueda. Lope de Rueda fue un
hombre de teatro (actor, director de escena y autor) que adaptó las comedias
cultas italianas al medio popular en el que representa sus obras. Muy
conseguidos son sus pasos (breves
piezas cómicas inicialmente incluidas en las comedias, con las que no guardaban
ninguna relación argumental, y, por ello, finalmente segregadas de aquellas y
representadas en los entreactos). Lope de Rueda introduce elementos tomados del
folclore.
En realidad,
los pasos son el género teatral que surge en el XVI y que se prolonga hasta hoy
con el nombre de entremeses. Los entremeses se caracterizan por su brevedad y
su carácter cómico. El tema predominante es el amor y la mujer suele ser un
personaje activo central. En ellos es fundamental el lenguaje. En el desarrollo del teatro español conducirá al modelo teatral establecido por Lope de Vega y continuado por muchos otros en el XVII, tendrá notable importancia la actividad teatral de ciudades como Sevilla donde destaca Juan de la Cueva, quien llevó al teatro asuntos nacionales o Valencia, ciudad en la que trabajaron Timoneda, Virués, Rey de Artieda, Tárrega, Gaspar de Aguilar… quienes mantienen intensos contactos con Italia e introducen en sus obras muchos elementos que aprovechará fecundamente Lope de Vega.
ORTOGRAFÍA:
4. Uso de r y rr.
Palabras que se escriben con R:
* Al final de una palabra. En estos casos suena suave. Ejemplos: Sentir, saber, intuir o confiar..
* En medio de palabra, con sonido suave. Ejemplos: Mirada, barba, sarten, calendario o
marco.
* Después de las consonantes B, C, D, F, G, P y T
con sonido suave. Ejemplos: Brillo, criado, dromedario, frágil,
grillo, prueba o tronco.
* Al principio de palabra. En estos casos suena fuerte. Ejemplos: Rama, remedio, ritual, rodamiento o
rumiante.
* Después de las consonantes L, N y S , tiene
un sonido fuerte. Ejemplos: Alrededor, honradez o israelita.
* Después del prefijo sub , también tiene un
sonido fuerte. Ejemplos: Subrayado o subrogación.
Palabras que se escriben con RR:
* Se escribe RR en los sonidos fuertes que van entre
vocales. Ejemplos: Arroyo, arriba, barreño, carrera, desarrollo
o parrilla.
* El prefijo de negación IN se transforma en IR
delante de R. Ejemplos: Irreal (no real) o irrealizable (no
realizable).
* En las palabras compuestas cuyo primer elemento
termine en vocal y el segundo empiece . Ejemplos: Pelirrojo o pararrayos. Excepciones: Cuando los dos términos del compuesto
estén separados por un guión como en greco-romano.